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“Nuestro Zidane es Serrat; nuestro Cholo, Sabina”

Juan Cruz
Leiva
LeivaTOMÁS ONDARRA

Es fibroso, como un delantero centro. Y se llama Leiva (era uno de los componentes de Pereza, pero ahora el dúo ha partido peras, hasta nueva orden), uno de los grandes músicos de rock de este país. En realidad, se llama Miguel Conejo, y es Leiva desde los seis años, cuando el entrenador que tuvo en los alevines del Atlético de Madrid (“el equipo que está en mi alma”) decidió bautizar a cada uno de los chiquillos con el nombre de un futbolista que entonces fuera un emblema en las alineaciones. Y a Miguel le tocó ser Leivinha, “un gran delantero atlético”. Con ese Leiva postizo ahora es conocido. Y así se presenta —“Soy Leiva”—, cuando se levanta desde su silla en el Café Gijón, donde hablamos.

En aquella alineación infantil “todos fuimos bautizados por Carlos Carmena, que era nuestro entrenador. Yo era Leivinha, pero también había un Gullit, un Chendo, un Reinhard… Yo jugaba arriba, de 9, marcaba goles”. Tenía aptitudes..., “pero nunca tuve cuerpo, lo sustituía con cierta magia”. Él había nacido en 1980; ese encuentro, seis años más tarde, con un deporte de leyenda, le hizo “un romántico del fútbol”: “Lo vivo con una pasión absoluta”.

Vio tenis, vio otros deportes. “Pero la gratitud siempre me ha devuelto al fútbol; me he pasado la vida pendiente de la pelota, y mi infancia fue una larga relación con ella. Es algo que recuerdo con una felicidad increíble. Sigo jugando en las canchas que hay al lado de mi barrio. Hay un chico que tiene 16 años que se llama Karim y que es un mago del fútbol. ¡Tendría que llamar a Guardiola para avisarle!”. Imagina que eres Carmena. ¿Qué nombre le pondrías al muchacho? “Pues, fíjate, yo lo llamaría Rivelino, de lo bueno que es, y de lo que se parece a aquel mago. El tío tiene una rapidez y una visión del juego que estremece. Antes de que le llegue el balón ya sabe qué hacer con él. Un astro. Jamás mira la pelota, es su aliada”.

En el partido que acababa de ver, Leiva se asombró de ver un taconazo de Iniesta. “Y luego la cogió Messi, cómo la levantó; es un verdadero superhéroe del fútbol; es un regalo del que nos acordaremos toda la vida… Pero, ¿tú viste el taconazo de Iniesta?”.

Ahora bien, concede Leiva, los aficionados somos muy olvidadizos. Mira lo que pasó con Ronaldinho, ¿quién se acuerda ya? “Es verdad. Ronaldinho era un futbolista increíble, un inventor. Pero creo que Messi está por encima. Como Zidane. Tiene que pasar el tiempo, desde mi punto de vista, hasta que llegue un futbolista de esa casta. Era un jugador sobrado de talento; tendría que ser recordado, y no tendría que ser recordado en el Madrid tan solo el gran Di Stéfano. Zidane tenía una clase, un respeto al balón… Me parecería muy ingrato que se perdiera en el recuerdo del Madrid. Era, en fin, el Frank Sinatra del fútbol”.

“La piel del oso antes de Cazorla”

Dice Leiva, que juega desde pequeño, que en el fútbol, “como en la vida”, la paciencia es la virtud principal. “En esta Liga, el Madrid vendió la piel del oso antes de Cazorla. Y llegó Cazorla, empató en el penúltimo minuto y ya fue otra Liga. En la música es lo mismo. Puedes estar allá arriba y de pronto todo se desmorona. Mira lo que pasó con Ronaldinho, y con tantos otros. No, no hay que vender la piel antes de cazarla. Ni de Cazorla”.

Leiva se desliza feliz por el terreno de las comparaciones. “Zidane salía de chaqué a jugar al fútbol. Era armonía, música, que es lo que, por otro lado, me da el Barça ahora, incluso por su estructura. Ahí están el bajo, la batería, y ahí está el director de orquesta. Están quienes hacen que otros brillen. Hay uno que hace el trabajo oscuro, Busquets, que encima tiene talento para brillar, y el conjunto tiene una musicalidad que te enamora…”.

Mira para otro lado, y ahí ve a Casillas, “que es como un extranjero en el campo, un tipo excepcional que contempla lo que pasa con el aspecto de sabérselo todo”. Ahora el Madrid es “una apisonadora de fútbol”. Y él está más por el fútbol sosegado. “Rexach decía que un toque está bien, dos toques no están mal y tres toques malament… Esa es la filosofía del Barça, la que impuso Cruyff en La Masia, y la que se mantiene ahora. Cruyff decía que el fútbol es el arte del engaño. De ahí viene Pep”.

Su amor es al Atlético; “lo sentí en el colegio público Villa de Madrid, en la Alameda de Osuna. En casa eran del Barça y del Athletic de Bilbao, pero yo me hice rojiblanco de Madrid. Es verdadera pasión, cuando juega bien y cuando no juega tan bien. En este momento lo que me sorprende es cómo una misma plantilla con otro entrenador es capaz de hacer un fútbol tan distinto. El Cholo no es un especulador, es un tipo honesto; me gusta que haya confiado en Thiago, Adrián es muy bueno, un killer de área. Y me importaba comprobar que el Cholo nos haya vuelto a cautivar”.

Pereza era él y Rubén Pozo, y el grupo se llamaba Pereza “porque así se titulaba la primera canción” que hicieron. Y ya que estamos en la música, y ya que él se llama como un gran futbolista, ¿quiénes serían hoy sus cantantes, qué nombres tendrían sus ídolos de la música? “Pues yo te diría que nuestro Zidane es Joan Manuel Serrat y nuestro Cholo es Joaquín Sabina”.

Va a la grada; “me gusta el ritual del fútbol; siempre le digo a mi amigo Alejo Stivel, el fundador de Tequila, que tenemos que ir a oler le hierba del Camp Nou. Y soy amigo de futbolistas. Xabi Alonso, Granero, me gusta verlos jugar, nos intercambiamos libros”. ¿Y cómo llevan el hecho cierto de que tú no quieres que gane su equipo? “Es compatible tener amigos de otro equipo. Ellos me lo perdonan. Quiero que gane mi Atlético, y si me quieren me tienen que perdonar. Me perdonan”.

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