El Espanyol vuelve a la tumbona
El conjunto de Pochettino se deshace de un Valencia traumatizado con una goleada que le engancha de nuevo a Europa
Le bastó con un detalle de Sergio García para cambiar el paso. Un lienzo de Verdú para marcar el camino y dos chispazos de Álvaro y Uche para cambiar el diván por la tumbona. El Espanyol se trasladó con una goleada a un lugar tranquilo, con el sol dorándole la piel mientras abrasaba al Valencia, muerto de calor, pesado y sin agua.
Al conjunto de Emery se le encasquillaron pronto las ideas y perdió de vista el objetivo. Aprendido el guion a seguir se le trabó el nudo tras una buena presentación, en la que se adueñó del balón sin preguntar al Espanyol si tenía intención de discutírselo. Aprovechando el regusto de Parejo y de Topal en el centro del campo y la movilidad de Jonas en punta, el Valencia se movía como una sombra. No siempre detrás de la misma figura, lo que ampliaba su profundidad y movía el punto de mira de la defensa blanquiazul. Un recurso tras la ausencia de Soldado, notable en la definición, que no terminaría de remendar el embrollo.
ESPANYOL, 4 - VALENCIA, 0
Espanyol: Cristian Álvarez; Javi López, Raúl Rodriguez, Moreno, Dídac; Sergio García (Rui Fonte, m. 82), Baena, Cristian Gómez (Víctor Sánchez, m. 62), Weiss (Álvaro, m. 55); Verdú y Uche. No utilizados: Casilla, Pandiani, Romaric y Amat.
Valencia: Guaita; Barragán, Ramí, Ricardo Costa, Jordi Alba; Pablo (Feghouli, m. 45), Topal, Tino Costa, Mathieu; Parejo (Aduriz, m. 45) y Jonas (Canales, m. 67). No utilizados: Diego Alves, Albelda, Maduro, y Víctor Ruiz.
Goles: 1-0. M. 26. Cristian Gómez. 2-0. M. 30. Verdú. 3-0. M. 57. Álvaro. 4-0. M. 80. Uche.
Árbitro: Iglesias Villanueva. Amonestó a Jordi Alba, Pablo, Tino Costa, Mathieu, Dídac y Víctor Sánchez.
Cornellà-El Prat, 24.205 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del músico Jose Guardiola, fallecido el pasado martes a los 82 años.[if gte mso 9]>
Volcado el ataque en Mathieu y Jordi Alba por la banda izquierda, a Javi López se le duplicó el terreno. De tener que señalizar un solo carril pasó a tener que gestionar dos avenidas. Aun así, la combinación del interior y del lateral ofrece doble vía de acceso hacia arriba, el lado más goloso del peaje, pero menos contundencia por detrás. Dos similitudes ofensivas con las mismas carencias en la espalda. Un problema mayor con Sergio García en la zona. Mas que nada porque le bastó un movimiento de libro, un recorte en el que los defensas resbalan en un trayecto incontrolable, para ceder el balón a Cristian Gómez, que definía sin complicaciones en el área pequeña. Un gol que destapa al canterano, preferido de Pochettino en el tramo final de Liga por delante de Romaric en la construcción, como un medio con recursos en las distancias cortas.
Un trastorno para el Valencia, que se cuestionó si con el balón bajo el brazo le funcionan mejor las cosas. Un diálogo interno que terminaría con otra voz de por medio. Verdú, liberado en el enganche ante la ausencia de Coutinho por sanción, recogería el esférico en la escuadra derecha de Guaita con un disparo lejano a los cinco minutos de charla. Un disparo que desataba toda la ansiedad del medio, y demostraba así el Espanyol que con el ánimo bajo las penas le queman, pero que a sonreír se aprende deprisa. Mas aún si la nebulosa se traslada al otro bando y se instala en los pies de Guaita, que por no golpear el balón lo intentaría ceder a Rami, para que en el camino Sergio García se lo prestase a Álvaro. Una losa demasiado pesada para un Valencia sin fuerza de voluntad, proclive al derrumbe emocional e incapaz de reivindicar su trayectoria. Y un fin de acto para el Valencia, para quien el desenlace le aguardaría una escena fuera de los planos seleccionados.
Con la corriente acompañando el plácido día, el Espanyol siguió tejiendo con un hilo olvidado hasta que Uche, desconectado generalmente del juego colectivo pero eficaz en las parcelas cortas, dirigía a la red un buen pase de Víctor Sánchez.
Era la constatación de que la alegría en Cornellá desata una cara marcada de lado a lado. Un gesto sonriente que arrebató al conjunto de Emery, que de vaivenes emocionales también sabe un rato.
Luis García se viste de Verdú
Recortaba Verdú al borde del área grande, plantaba la pierna derecha con fuerza sobre el césped y con la izquierda colocaba con potencia el balón en el palo derecho de Guaita. Un gol que mantenía el despegue del Espanyol y que sorprendía a compañeros, rivales, público y árbitro. Iglesias Villanueva reflejó en el acta del partido que el impecable tanto del capitán blanquiazul lo había marcado, sin embargo, Luis García, exjugador perico que milita ahora en el Zaragoza. Un error de apreciación más que llamativo a falta de cinco jornadas para la conclusión del campeonato.
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