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FÚTBOL | 31ª JORNADA DE LIGA

Iniesta revienta un buen partido

Alentados por Alexis, los azulgrana imponen su juego ante un Athletic disminuido en la alineación y en el campo por el esfuerzo del jueves en Alemania (2-0)

Ramon Besa

Al Athletic le llegó en mal momento su visita al Camp Nou. Acababa de jugar un partido tan exigente como excelente en Gelsenkirchen y le aguardaba el Barcelona con la guardia alta después de la goleada del líder en Pamplona. La Liga es cosa del Madrid y del Barça, y no del Athletic, finalista de la Copa del Rey y favorito de la Liga Europea después de su histórico partido en Old Trafford. No es que los rojiblancos se dejaran llevar por la corriente y cedieran la cuchara. El suyo fue un partido muy estimable y honroso, incluso muy deportivo, porque ni discutieron el penalti de Javi Martínez. Ocurre que no es lo mismo competir con Llorente, Muniain y Herrera que con Toquero, Ibai e Iñigo. Justo cuando se incorporaron a escena las figuras rojiblancas, los barcelonistas ya habían resulto la contienda. No está el Barça para bromas, y menos en el Camp Nou.

BARCELONA, 2 - ATHLETIC, 0

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano; Thiago, Buquets, Iniesta (Xavi m. 76); Alexis (Keita, m. 82), Messi y Tello (Pedro, m. 61). No utilizados: Pinto, Puyol, Montoya y Cuenca.

Athletic: Iraizoz; Iraola, Ekiza, Javi Martínez, Aurtenetxe; Iturraspe, Iñigo Pérez (Ander Herrera, m. 45), De Marcos; Susaeta, Toquero (Llorente, m. 57) e Ibai Gómez (Muniain, m. 45). No utilizados: Raúl, San José, Amorebietay Ramalho

Goles: 1-0. M. 39. Iniesta remata con la derecha una asistencia de Messi. 2-0, M. 57. Messi transforma un penalti de Javi Martínez a Tello.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Toquero, Iturraspe y Javi Martínez.

Camp Nou: 88.207 espectadores.

La alineación del Athletic, en cualquier caso, no desmereció el triunfo del Barcelona. Atentos y fiables, muy bien puestos, los muchachos de Guardiola funcionaron estupendamente en un choque endiablado por el estilo de juego que promulga Bielsa.

Juega el Athletic con una intensidad animal y, al mismo tiempo, ocupa la cancha con una extrema racionalidad. Aunque el suyo es un fútbol socializado, está concebido a partir de la responsabilidad individual. Los once rojiblancos disputan dos partidos en uno: el suyo propio y el del equipo. La mejor manera seguramente de que nadie se escaquee y de que todos queden retratados, los once comprometidos con la causa de Bielsa.

El plan del técnico vasco es tan exigente con su propio equipo como para el adversario, también en el caso del Barcelona, un equipo que cuenta precisamente con el mejor de los antídotos: el desequilibrio a partir de la técnica de cada una de sus figuras. Hay pocos futbolistas más virtuosos que Messi, Iniesta o Thiago, titular ayer en lugar de Xavi. Y anoche no había un solo momento para la pausa en un partido de un ritmo sobrecogedor. Imposible desplegarse con fluidez en la cancha vasca.

Contra la propuesta visitante, el mejor antídoto: la técnica de los virtuosos locales

Así las cosas, enfurruñado Messi por la fiereza del Athletic y la permisividad de Lahoz, el Barça intentó romper el encuentro a partir de las salidas de Piqué, de la agresividad de Alexis y del atrevimiento de Thiago. Nadie interpreta mejor el fútbol de Bielsa que su exdiscípulo Alexis. El chileno atacaba al contrario como si fuera un jugador del Athletic mientras Javier Martínez parecía Garay y Busquets evocaba la figura de Segarra.

Alrededor de las dos figuras de cada equipo, sublimes en el manejo de sus respectivas parcelas, iba y venía Alexis hasta que rebanó la pelota en la línea de presión azulgrana y armó el contraataque con Messi. La Pulga leyó estupendamente la jugada, rápida y precisa, y habilitó con la zurda la entrada por la derecha de Iniesta, que se sacó un remate fuera de su repertorio, a tono con el partido. Acostumbrado a colocar el balón, Iniesta tiró a romper, imposible para Iraizoz, hasta entonces muy firme en el marco del Athletic. La violencia del tiro del volante barcelonista fue tan estremecedora como sorprendente para una hinchada hipnotizada por un partido sin tregua ni respiro.

Los de Bielsa juegan con una intensidad animal y ocupan el piso con racionalidad

Rebajado en la alineación y disminuido en el campo por el esfuerzo del jueves en Alemania, al Athletic le faltó presencia ofensiva y llegada al marco de Valdés. La determinación del Barça le obligó a un ejercicio defensivo: hasta siete veces remataron los azulgrana al marco de Iraizoz. Alcanzado el descanso con el gol en contra de Iniesta, Bielsa oxigenó a su equipo con dos futbolistas de renombre, como Ander Herrera y Muniain, y al rato mandó a calentar a Llorente. Y entonces, como si fuera consciente de que el partido se iba a empinar con el equipo titular del Athletic, resolvió el Barcelona con una jugada de pillo: Iniesta sacó rápido una falta, Tello le ganó el espacio a Iraola y, ya en el área, cayó ante la entrada por detrás de Javi Martínez. El pito de Lahoz, tarjeta en mano, dejó en ascuas a la afición: no se sabía muy bien si amonestaba al delantero por simular la caída o al defensa por agarrar al rival por la cintura. El árbitro pitó penalti, le mostró la amarilla al rojiblanco y Messi no perdonó con un tiro ajustado al palo izquierdo de Iraizoz. La Pulga cantó su gol número 36 en la Liga, el 56 de la temporada, después de su asistencia 11.

El partido ya no tuvo más historia que una oportunidad de Muniain, cuyo remate rechazó Piqué, una vez rebasado Valdés. El partido del central barcelonista fue completo. Intervencionista por naturaleza, estuvo presente en las dos áreas y sacó un remate con el cuerpo que los rojiblancos reclamaron como penalti. El triunfo del Barça resultó incuestionable por su dominio del juego y por sus oportunidades, especialmente por el gol de Iniesta, que valió por todo el partido.

De César a Messi

N. TRONCHONI | Barcelona

Tan discreto como esperado, el homenaje del Camp Nou a Leo Messi consistió en la proyección de un vídeo y el despliegue de una pancarta. En la privacidad del palco, el presidente, Sandro Rosell, hizo además un regalo a las familias de La Pulga y de César Rodríguez, quien poseía hasta ahora el récord de goles de la institución. Con el triplete que le marcó al Granada, el argentino se había convertido en el máximo goleador de la historia del Barcelona (suma ya 236 tantos después de los dos marcados al Mallorca y al Athletic), superando al mítico jugador leonés (que hizo 232). Así que en la zona noble del campo se escenificó el traspaso simbólico del récord en cuestión con la presencia de Emma Revillo, viuda del delantero de las Cinco Copas, y la nieta de este, Julia Ischerland, que recibieron de manos de Rosell, al igual que Rodrigo Messi, hermano del punta, un recuerdo en forma de bota.

El protagonista, mientras tanto, se preparaba para saltar al campo poco después de que las pantallas del estadio recordaran los mejores goles de la historia del Barça, desde César a Messi. Enfiló la salida del túnel como el último de la fila mientras se deplegaba ante él la mayor pancarta que haya visto el Camp Nou, 2.162 metros cuadrados: “Leo, ets únic! ¡Sos grande!”, decía. Y se la quedó mirando, antes de enfundarse en una noche de fútbol desgarrado. , aunque llena de abrazos. Se abrazó Messi a uno de los niños, enfermo, que esperaba para la foto antes del encuentro. Recibió el abrazo de su compañero Piqué antes de escuchar el pitido inicial; el de Iniesta, agradecido por la asistencia de la que nació su gol, el primero de la noche; y ya en la segunda parte, el de medio equipo, cuando hizo el segundo para el Barça desde el punto de penalti.Luego, con su tanto, La Pulga volvió a dejar su sello, y ya van 100 partidos de Liga en los que ha marcado.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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