Choque de pasiones en Gelsenkirchen
Athletic y Schalke comparten la fe en el fútbol y las aspiraciones europeas
El avión que trajo al Athletic a Gelsenkirchen era notablemente más pequeño que el que le llevó a Manchester y sobraban bastantes asientos. Si a la localidad inglesa viajaron los más futboleros de la afición rojibanca, a la pequeña localidad alemana de la cuenca del Rhur se desplazaron con el equipo apenas un centenar de irreductibles seguidores. En total en el estadio Veltis Arena se esperan hoy (21.05, Telecinco) unos 1.000 rojiblancos contando la delegación oficial, los jugadores y el cuerpo técnico.
Han cambiado muchas cosas en apenas un mes. El dinero escasea en los bolsillos vizcaínos y quedan citas pendientes, la huelga general también frena la voluntad de viajar en el día por su imprevisibilidad, Gelsenkirchen y sus alrededores tienen poco atractivo turístico, el Schalke es un gran club alemán pero no tiene el pedigrí movilizador del Manchester United. Y sobre todo, el último mes el Athletic parece vivir una larga resaca tras la euforia de Old Trafford, cuando se llenó de autoestima y coleccionó halagos olvidados hace muchas décadas. No impera el pesimismo, pero tampoco corre el champán como en el avión que, atiborrado, se dirigía a Manchester hace bien poco. Si entonces se encontró frente a un gran club que se movía con dificultad por una competición que le resultaba incómoda, aquí se topa con un rival que discute sus mismas ambiciones.
El Schalke, sometido al poderío del Bayern Múnich y sus vecinos del Borussia Dortmund, sueña con ser tercero en la Bundesliga (su puesto actual) para volver a la Champions y con ganar esta competición, heredera de la Copa de la UEFA que ya consiguió en 1997 al derrotar en la final al Inter.
El Schalke teme al Athletic de Old Trafford, tanto que su técnico Huub Stevens le otorga a los de Bielsa la condición de favoritos para ganar la Liga Europa, y el Athletic al fútbol constante, sin respiros, sin pausas del equipo alemán. Y teme, sin duda, el vértice que forman el controvertido Jones, el habilidoso Raúl y el panzer holandés Huntelaar, futbolistas que obligan a una exigencia máxima y una atención permanente. A Raúl le motivan especialmente los partidos contra rivales españoles. Está en la recta final, quizás los últimos 100 metros, de su carrera y sin embargo su estado de forma y su puntería parecen copias de sus mejores años. Casi 40 goles en Alemania lo atestiguan. Bielsa, con 21 jugadores, apostará por su equipo futbolístico habitual, dejando para Barcelona, el sábado, un revolcón en su once de gala.
El Athletic y Schalke son dos de los iconos europeos que han convertido el fútbol en una religión. Este jueves dirimen el primer oficio. El segundo será en Semana Santa.
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