El descenso hierve

La grada de La Romareda, hastiada de las derrotas y la pésima gestión económica de su equipo, se tomó ayer un respiro cuando Apoño tomó el esférico, lo depositó sobre el punto de penalti y cañoneó con sangre fría a Courtois en el último suspiro. El Zaragoza, colista de la Liga, vencía de este modo al Atlético (1-0) y las pañoladas que ponían broche a cada encuentro del equipo maño en casa se tornaron, por fin, en una expresión de alegría. “No queda otra que luchar, que pensar, que sentir”, resumía su técnico, Manolo Jiménez, aliviado después de sumar tres puntos vitales, su tercera victoria en los cinco últimos partidos. “Un triunfo total” que aporta oxígeno al cuadro aragonés y comprime los bajos fondos de la tabla. La soga, no obstante, todavía amenaza al Zaragoza, como al Racing y al Sporting, los otros dos inquilinos de los puestos de descenso, también con 25 puntos. No despegan cántabros ni asturianos, estancados pese a mover pieza en sus banquillos, y se enmarañan peligrosamente equipos como la Real, Betis, Villarreal y Granada, en el punto de mira tras una mala racha de resultados. Sueña entonces el Zaragoza, habituado ya a estas guerras: en las dos temporadas anteriores ha necesitado de penúltima y última jornada, respectivamente, para salvarse.

“No nos queda otra que seguir siendo humildes”, incidía Jiménez, con una pátina de cautela, tras el triunfo sobre el Atlético; “hace no muchos meses, rozábamos el ridículo. Ahora hemos cambiado nuestra dinámica, competimos mejor, pero seguimos teniendo pie y medio en Segunda”. Los registros han concedido un hálito de esperanza al aficionado maño. En sus últimos cinco envites, el Zaragoza ha sumado 10 puntos tras doblegar al Villarreal, Valencia y Atlético, empatar ante Osasuna y caer tan solo frente a la Real Sociedad en Anoeta. “No somos el mejor equipo en calidad, ni en estrategia, ni tampoco psicológicamente. Pero el fútbol es equilibrio y nosotros, poco a poco, vamos consiguiéndolo”, concedía ayer Jiménez, cuyo equipo se bate el próximo fin de semana contra su antecesor en la tabla, el Sporting.

No alza el vuelo el conjunto dirigido por Javier Clemente. Desde que aterrizase en El Molinón tras la marcha de Preciado y el efímero paso de Iñaki Tejada, el técnico vasco tan solo ha sido capaz de rubricar una victoria en siete encuentros, contra el Sevilla. Su equipo ha caído ante el Barça, Granada y Mallorca, y empató frente al Atlético, Racing y, ayer, contra todo pronóstico, en San Mamés. “Este punto no nos lleva a ningún lado”, apuntó el de Barakaldo; “necesitamos sumar de tres en tres”. También le urgen las victorias al Racing, que tras la fuga de Héctor Cúper, la interinidad de Juanjo González y la llegada de Álvaro Cervera sigue sumido en un cenagal. Cinco derrotas contabilizan los cántabros en los siete últimos duelos, en los que ha encajado 18 goles y solo ha conseguido marcar cinco. “Tengo fe, veo un equipo diferente”, deslizaba Cervera después de empatar contra el Betis gracias a un gol de Stuani que complica a los verdiblancos.

Pese al buen juego y la valiente propuesta de su preparador, Pepe Mel, los andaluces corren el riesgo de meterse en un lío por más que respiren con 32 puntos en su casillero. Un mes llevan los béticos sin sumar una victoria, tres puntos en sus últimos seis enfrentamientos, saldados con 12 tantos en contra. Un bagaje similar al de la Real Sociedad, que también ha entrado en barrena: tres puntos de los últimos 15 posibles. El entrenador txuri-urdin, Phillipe Montanier, no consigue dar con la tecla pese a que tenga un colchón de ocho puntos con respecto a los puestos de descenso. “No es una renta suficiente”, señalaba con resignación el francés después de encajar un 5-1 en el Bernabéu y sellar una semana con tres derrotas que complican a su equipo.

El rumbo opuesto ha tomado el Villarreal, decimosexto clasificado, con 31 puntos, y que parece haber ganado empaque con la libreta de Miguel Ángel Lotina. Desde que relevase a José Francisco Molina -cuatro derrotas en sus últimos cinco choques-, el técnico vasco ha insuflado optimismo a la hinchada del Villarreal, que presenció un empate ante el Real Madrid y esta jornada celebró el zarpazo de los suyos en Vallecas, contra el Rayo (0-2). “No podemos estar tranquilos”, admitía después Lotina. Tampoco lo está el Granada, con 31 puntos y asfixiado tras sufrir cinco derrotas en las últimas siete citas, ya al borde del abismo. Tuerce el gesto en la caseta Abel. No así Jiménez. El Zaragoza, que ya sabe cómo se vive en los bajos fondos, sigue con vida. El descenso hierve.