En las distancias cortas aparece el mejor Federer
El suizo gana la final a Isner y suma su 33ª victoria seguida en partidos a tres mangas, lo que le ha valido seis títulos
Fue una venganza en dos capítulos. Al conquistar ayer el título de Indian Wells (7-6 y 6-3 al estadounidense John Isner), el suizo Roger Federer culminó su gran obra del sábado, cuando tumbó 6-3 y 6-4 en un eléctrico partido a Rafael Nadal, su rival legendario. Para el número tres mundial fue todo un ajuste de cuentas. El ganador de 16 grandes ha vencido 39 de sus últimos 41 partidos. Esas dos derrotas llegaron, precisamente, ante Isner (Copa Davis) y Nadal (semifinales del Abierto de Australia). La hercúlea racha del suizo, sin embargo, también es el mejor testimonio de sus decepciones. Federer ha ganado sus 33 últimos partidos al mejor de tres mangas, lo que le ha valido seis títulos, pero lleva sin conquistar uno de los cuatro torneos grandes, que se disputan al mejor de cinco sets, más de dos cursos (Australia 2010). A los 30 años, el mejor Federer se ve con más frecuencia en las distancias cortas, allí donde le llegan las piernas para disparar su increíble derecha.
“Ha sido una gran semana”, resumió el campeón, pese a todo siempre candidato en los grandes. “Estoy feliz de haber sobrevivido al inicio del torneo, en el que hubo un virus que obligó a retirarse a varios jugadores”. “Eres un campeón increíble”, le piropeó Isner, que logró un 73% de primeros saques en juego, pero se quedó en cuatro pírricos aces, un punto lento de movimientos y un gramo justo de fuerzas tras su esforzada victoria de semifinales ante el serbio Djokovic. “Ha sido un honor para mí pelear este título contigo”, se despidió el gigante (2,06m), instalado ya entre los 10 mejores.
En las distancias cortas, al suizo le llegan las piernas para disparar su impresionante derecha
Se jugó entre los soplidos del viento y bajo la amenaza de la lluvia. La tormenta, en cualquier caso, descargó en el interior de Federer. Pese a la presencia de un sacador como Isner, acostumbrado a construir el guion de los encuentros desde su saque, el partido se estremeció al ritmo de la raqueta del suizo. Fantástico desde el fondo e imponente a favor del viento, el ex número uno, sin embargo, perdió su máscara de hielo cuando le tocó definir los puntos decisivos. Igual que ante Nadal la víspera —el español le rompió el saque cuando servía por el duelo—, dudó en la primera manga, en la que necesitó un buen puñado de bolas de set. Luego, Isner se derrumbó ante el genio, que puso muchas cosas en su sitio al conquistar el duelo: igualó el récord de trofeos de masters 1.000 (19, como Nadal), logró cuatro títulos de Indian Wells, lo que nunca había conseguido nadie, y sumó su tercer título del curso.
El mejor resumen lo firmó Nadal para explicar su derrota en semifinales. “Sentí que estaba listo para competir y para la victoria, pero luego llegó un viento de locura y eso me hizo difícil jugar con una táctica clara”, razonó el mallorquín, que desde esta semana competirá en Miami. “Pero la mejor excusa que puedo encontrar (para la derrota), la excusa real, es que él jugó mejor que yo”. A tres sets, en las distancias cortas, aparece el mejor Federer.
Azarenka, campeona 'invencible'
Mientras se disputaba la final femenina de Indian Wells, entre la bielorrusa Victoria Azarenka y la rusa Maria Sharapova, soplaba el viento y hacía tanto frío como para que las finalistas compitieran con manga larga (Sharapova) o mallas hasta la rodilla (Azarenka)..., pero nada, ni siquiera esas peculiares circunstancias de juego, parece poder frenar a la número uno mundial. Azarenka ganó el título (6-2 y 6-3), sumó su 23ª victoria por ninguna derrota en 2012, el mejor comienzo de una temporada en el siglo XXI, y siguió protagonizando una apertura de curso à la Djokovic 2011. Imparable, inmisericorde y apuntalada desde la línea de fondo.
Sharapova, la número dos mundial, solo se apuntó cinco juegos ante la número uno, una tenista emotiva, propensa a los estallidos de mal humor en la pista y que encontró la brújula de su tenis en el seno de su familia.
Los Azarenka son un matriarcado. En 2011, tras cosechar resultados que estaban lejos de sus expectativas, la bielorrusa se fue a casa asqueada de tanto tenis. Allí se sentó con su abuela y su madre. Una le contó que debía ser feliz por encima de todo, que si alejarse de las pistas era lo que quería estaba en su derecho, pero aprovechó para recordarle que en sus tiempos había trabajado en tres sitios a la vez. La otra simplemente estalló en carcajadas. “Y es que mi madre es sabia”, reflexionó luego la tenista. “Desde entonces, disfruto mucho más en la pista”.
Se nota: desde enero, Azarenka suma cuatro títulos, se ha aupado hasta el número uno mundial y aún no conoce la derrota.
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