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LUCHA CONTRA EL DOPAJE

Ratones, caballos, corredores...

Los productos hallados en la maleta de Beltran no se pueden considerar medicamentos, sino productos químicos

C. A.

El AICAR y el TB-500, los productos de dopaje de última generación hallados en la maleta de Alberto Beltrán, tienen en común que su uso como medicamento para humanos no ha sido aprobado aún por ninguna autoridad sanitaria. De hecho, ninguno de los dos podría ser considerado siquiera medicamento, sino productos químicos puros y duros que, antes de su llegada al deporte, solo habían sido experimentados con animales. Su peligro para la salud humana, sus efectos indeseables, es, por tanto, un misterio.

El AICAR, del que ya se empezó a hablar en el Tour de 2009, es un agente, un aminoácido, endógeno que en grandes cantidades engaña al músculo haciéndole creer que se ha entrenado regularmente y a diario sin haberlo hecho. Se le llama por ello píldora del ejercicio, pues, al menos en los ratones, promueve las adaptaciones musculares que solo el entrenamiento puede proporcionar. “Los que lo usan dicen que ni se entrenan una vez empezada la temporada”, dice un ciclista; “lo toman un mes antes de las carreras más fuertes y ya mantienen la forma”. El AICAR es fácilmente detectable en la orina por los laboratorios, pero las autoridades antidopaje deberán fijar un umbral de detección, ya que también lo produce el organismo.

El TB-500 (timosina beta cuatro) es un péptido (una proteína) que también produce de forma natural el organismo en la glándula timo y cuya principal propiedad es hacer disminuir los mediadores de la inflamación, concretamente el interferón gamma, con lo cual mejoraría mucho la recuperación. Según los especialistas antidopaje, es susceptible de ser utilizado en el deporte, pues, aunque no produzca directamente aumento del rendimiento, sí que lo hace indirectamente porque mejora la recuperación para poder seguir rindiendo a alto nivel.

De uso habitual en los hipódromos, se vende libremente a través de Internet. Su fabricante, DB Genetics, de Santa Cruz (California, EE UU), lo promociona subrayando que un caballo, tras duros entrenamientos un viernes, el sábado se habrá recuperado de todo daño muscular para correr como nuevo y añadiendo que también tiene efectos anabolizantes.

Se sospechaba del uso del TB-500 en el pelotón, en el que lo llamarían la droga milagrosa, desde que un par de días antes del Tour de 2011 en las aduanas belgas descubrieron un envío desde Australia para Wim Vansevenant, un exciclista belga que iba a acudir al Tour como chófer de los vip del equipo Lotto.

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Sobre la firma

C. A.
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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