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BALONCESTO | TOP 16 DE LA EUROLIGA

El Bilbao hace historia

El cuadro vasco doblega al Unicaja (55-59) y se clasifica para cuartos de final en su primera participación en la máxima competición continental

Los jugadores del Gescrap Bilbao celebran su pase a la siguiente fase de la Euroliga, a la finalización del encuentro ante Unicaja.
Los jugadores del Gescrap Bilbao celebran su pase a la siguiente fase de la Euroliga, a la finalización del encuentro ante Unicaja.Carlos Diaz (EFE)

El Gescrap Bilbao abrió ayer una nueva puerta, grande y exigente, hacia un nivel superior en la Euroliga, a la que han accedido este año por primera vez. Los de Fotis Katsikaris alcanzaron los cuartos de final de la competición continental tras vencer, no sin dificultades, a un correoso Unicaja, que no desaprovechó ni una oportunidad en un partido bronco y estresante para ambos equipos.

Los bilbaínos, bien guiados por un intermitente Jackson, salieron precipitados y arrítmicos, desprovistos de sangre fría. Pronto aprendieron que un rival herido es un enemigo muy peligroso. Un recuperado Freeland y el certero Peric hicieron que a los de Katsikaris, presos de la ansiedad, se les atragantara el partido.

Unicaja, 55 - Gescrap Bilbao, 59

Unicaja: Rowland (6), Abrines (7), Peric (19), Lima (4) y Zoric (11) —cinco inicial—; Sinanovic (0), Rodríguez (0), Freeland (8) y Payne (0).

Gescrap Bilbao: Jackson (10), Blums (5), Mumbrú (6), Hervelle (2) y Mavroeidis (8) —cinco inicial—; Banic (10), Vasiliadis (5), Grimau (4) y Raúl López (9).

Árbitros: Ziemblicki (Polonia), Taurino (Italia) y Vyklicky (Rep. Checa). Eliminaron por cinco faltas personales a Hervelle (minuto 40).

Unos 3.000 espectadores en el pabellón Martín Carpena de Málaga.

Hervelle, un buen ladrón, devolvió a su equipo a la senda de la victoria a base de rebotes bien aprovechados, pero el equipo seguía dando una imagen plana. El Unicaja obliga a sus adversarios a choques muy físicos, que les exigen mantener la cabeza fría y los músculos a punto, y al Bizkaia pareció sobrepasarle la responsabilidad en algunos momentos. Con un 22-24 en el marcador, los bilbaínos se fueron al descanso con los deberes por hacer y la desasosegante sensación de encontrarse en un laberinto. Tras cinco derrotas en la Euroliga, el Unicaja buscaba salvar su honor y cambiar su suerte tras encadenar múltiples y dolorosas caídas en Liga y en Europa. Eso le hacía temible. Raúl López y Marko Banic supieron coordinarse, no obstante, para reforzar a un dubitativo equipo, al que el Unicaja desestabilizó de principio a fin.

El último cuarto fue otro remolino para el Bilbao, que confió en el trabajo coral para sumar puntos y esperanzas. Mientras, Blums luchaba para alcanzar la zona rival y Grimau se afanaba en frenar el ímpetu de los jugadores malagueños. Desahuciados de la competición europea, los de Mateo buscaban salvar su honor. En parte lo consiguieron, ya que ofrecieron su cara más audaz y entregada. Pero el Bilbao tenía una cita con la historia.

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