Pablo Laso, el triunfo de un estilo
El Madrid rompe cuatro temporadas de sequía gracias al juego ofensivo y alegre que ha implantado su entrenador
El vestuario madridista en el Palau Sant Jordi retumbaba al grito de ¡Que viva España! cuando Florentino Pérez cruzó el umbral de la puerta brazos en alto apretando los puños. El presidente aparcó su habitual mesura y se entregó a los zarandeos y achuchones de sus jugadores. La ocasión lo merecía. El baloncesto madridista acababa de derrotar al Barça en su casa rompiendo a lo grande con cuatro temporadas de sequía (desde que en 2007 Joan Plaza conquistara la Liga) y recuperando una Copa que no alzaban desde hacía 19 años. Todos celebraban la victoria, pero si alguien había ganado era Pablo Laso. El triunfador impensado.
Hace poco más de un año, Pérez abandonaba a la carrera el palco del Palacio de los Deportes para coger un vuelo privado después de que su equipo cayera ante el Barça, y tras haberse pasado la final mirando de reojo el reloj, agobiado ante la posibilidad de llegar tarde al partido que el equipo de fútbol disputaba en Barcelona ante el Espanyol. Aquella derrota fue uno de los últimos episodios de la agitada era Messina. El proyecto más ambicioso del presidente blanco resultó estéril: 18 fichajes y 58 millones para ningún título. Escarmentado por la experiencia y amparándose en la crisis, el mandatario demandó a los gestores del baloncesto blanco una solución para el banquillo menos pretenciosa. Descartado el primer dossier con Pesic, Pianigiani y Repesa (que llegó a visitar las instalaciones del Madrid), surgió el nombre de Pablo Laso. Sin la pompa y el boato de su antecesor, el inexperto entrenador firmó ayer el primer título en su palmarés. Lo hizo ganando al Barcelona por segunda vez en los tres enfrentamientos que ha vivido ante ellos. En eso también ha superado a Messina, que solo salió victorioso en uno de sus 10 duelos.
El entrenador vitoriano ha vencido al Barça en dos de sus tres duelos. Messina se fue con un balance de 9-1 en contra
Sabía que no encabezaba la lista, pero Laso nunca se consideró segundo plato. En su currículum como técnico tan solo figuraban 124 partidos dirigidos en ACB con un balance de 49 victorias y 75 derrotas. “Me hace mucha gracia lo de la inexperiencia. Obradovic ganó la Copa de Europa en su primer año”, espetó. Su llegada generó dudas, pero imperturbable, Laso (el tercero en la historia de la sección, junto a Clifford Lyuk y Lolo Sainz, en sumar la condición de jugador y entrenador) comenzó a trabajar.
Luego el lockout en Estados Unidos redecoró el proyecto y dio vuelo a su apuesta. Rudy e Ibaka desataron la ilusión. La idea y el estilo, vertiginoso y ofensivo, de transiciones rápidas y posesiones cortas, encandilaron a la afición. Con y sin los nba, el equipo se instaló en el optimismo y el entrenador acumuló crédito. Los blancos se convirtieron en los máximos anotadores en la Liga y la Euroliga. El técnico se ganó a la plantilla y convirtió el sentido común en su principal argumento. “Con Pablo la relación entrenador jugador es perfecta. Es muy cercano”, cuenta el capitán, Felipe Reyes, expresando el sentir de un grupo que se divierte en la pista. “Se juega como se vive y nosotros estamos felices con el míster, alegres y con confianza y eso se transmite en el juego”, refrenda Sergio Rodríguez. En base a la ortodoxia, el entrenador reubicó las piezas que habían quedado destartaladas en el tablero tras la partida inacabada de Messina. En su pizarra, colocó a Velickovic de 'cuatro', a Felipe de 'cinco' y a Llull de base. Los dos primeros rescataron a los blancos en los cuartos ante el Fuenlabrada. El tercero, les dio la Copa con otra actuación iluminada.
A pesar de la actuación estelar de sus jugadores, tras la final los elogios también alcanzaron al técnico. “Ha sido un partidazo del Madrid. Estoy contentísimo, muy feliz y orgullosísimo del planteamiento de Pablo Laso. Tiene una visión de baloncesto que nos gusta a todos. Fue una apuesta arriesgada, pero sabíamos que conocía la casa y eso era un gran valor”, proclamó exultante el director deportivo de la sección, Alberto Herreros. “Partido muy serio del Madrid ante uno de los mejores equipos de Europa. Gran planteamiento de Pablo y gran partido de todos. Felicidades chicos”, twiteó Rudy Fernández desde Denver. “Si tuviera que destacar algo sería nuestra solidez, defensivamente hemos hecho un gran trabajo y además hemos mantenido nuestro estilo. Todos los jugadores han estado concentradísimos. Cuando cogimos el AVE en Madrid, miraba sus caras y tenía la sensación que esta Copa del Rey la ganábamos. Mi único mérito ha sido transmitirles que íbamos a ganar. Yo no tenía que demostrar nada a nadie. Mañana seguiré siendo Pablo Laso”, contó el técnico eludiendo protagonismos. Lo que ya no conserva es el 'anonimato' con el que llegó al banquillo del Madrid. Anoche, al término de la final, el concepto ‘Pablo Laso’ se convirtió en tendencia mundial en Twitter.
Un cuarteto para la historia
La sensación le resultó reconocible. Pablo Laso ya se había visto en el podio de la Copa, en el que, quizá hasta ayer, había sido el mejor recuerdo de su carrera. Fue un 5 de marzo de 1995 en Granada cuando el Taugrés de Laso, Perasovic, Nicola, Green y Rivas se impuso al Amway Zaragoza (88-80) en la final. “Tenía más pelo y menos peso”, bromeó ayer el técnico del Madrid. Aquel día, el base vitoriano repartió siete asistencias, anotó 11 puntos y su actuación en el torneo le valió el reconocimiento como jugador más valorado de la Copa.
Ayer, Laso triunfó como entrenador y con ello entró en la historia. Solo cuatro hombres han conquistado la Copa como jugador y entrenador. Clifford Luyk (el más laureado del torneo como jugador, junto al azulgrana Epi, con 10 títulos) y Lolo Sainz fueron los primeros en alcanzar la gesta y, desde que se instauró el formato de fases finales diseñado por la ACB solo Velimir Perasovic había conseguido incorporar su nombre a la lista de ilustres. El croata conquistó el torneo como técnico al frente del Tau en 2006 y sumó el título que alcanzó como jugador, precisamente junto a Laso y también en el conjunto baskonista en 1995 en Granada. Desde anoche, Laso se suma a la lista. “Las finales están para ganarlas”, proclamó en Granada hace 17 años. Tras ganar al Barcelona recurrió al mismo tópico, ese que suelen utilizar los vencedores.
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