Mata y De Gea, en la gloria

Primero Mata reventó a De Gea en una espectacular volea que abría un boquete a favor del Chelsea. Después reaccionó el Manchester, remontó un 3-0 en Stamford Bridge y, ya en el descuento, volvieron a rencontrarse Mata y De Gea. La falta del asturiano en el minuto 91 iba a la escuadra izquierda de madrileño, que voló varios metros hasta desviar el balón con las yemas de los dedos. Azotado hasta ese momento por la mala suerte, tras haber encajado dos goles de rechazos de sus defensas, a De Gea le dio un subidón en ese tramo final. Y salvó un tirazo de Cahill justo antes de acabar una segunda parte trepidante, con un United indómito y resucitado, a través de dos penaltis transformados por Rooney y un cabezazo de Chicharito al magnífico centro del eterno Giggs. El Manchester nunca muere, aunque se quede a dos puntos por detrás del City. Y el Chelsea sigue sin patrón de juego, muy dependiente de un Mata cada día más importante, siempre ayudando a sus compañeros desde la media punta, muy agradecido a Torres en el centro que le permitió descerrajar a De Gea. Abandonando el campo juntos, Mata y De Gea, sabiéndose los protagonistas del duelo, convencidos de que sin ellos todo habría sido distinto. La sonrisa grabada por fin en la cara del atormentado De Gea.

Las cámaras de la Premier enfocaban en el descanso a Sturridge, tapándose la boca mientras le contaba algo gracioso a su oponente Welbeck. Seguramente cómo había adelantado al Chelsea en una acción afortunada. El partido estaba siendo un muermo a pesar de los intentos de Mata por despertarlo, moviéndose de aquí para allá, agitándolo desde la media punta. Hasta que en uno de esos movimientos el balón le cayó en el extremo derecho a Sturridge. Este buscó la línea de fondo, atacó a Evra y consiguió burlarlo antes de centrar hacia atrás. El pie derecho de De Gea tocó el balón, que golpeó en la mano del central Evans y entró mansamente en la portería. Ante la desesperación del portero español, otra vez desgraciado, abriendo las manos en un gesto recriminatorio hacia Evans.

Hace falta mucha templanza para ocupar, a los 21 años, la portería del Manchester United, sustituyendo a alguien tan emblemático como Van der Sar. Pero las circunstancias tampoco le han ayudado. Ni la desconfianza de su entrenador, Alex Ferguson, mandándole al banquillo a las primeras de cambio; ni las pésimas prestaciones defensivas de sus compañeros, autores de dos tantos en propia puerta en Stamford Brigde. Al de Evans se unió más tarde otro de Ferdinand, desviando con la espalda a la escuadra izquierda de De Gea un remate de cabeza de David Luiz.

Entre medias, el meta español sufrió impotente la obra de arte de Mata: una volea tremenda, con el interior de la zurda, al centro desde la derecha de Torres. Mata acudió raudo a agradecerle el regalo a Torres, tan falto de afecto en los últimos meses, tan cuestionado tras cumplir más de 19 horas de juego sin marcar, ni en el Chelsea ni en la selección.

Ferguson dio paso a Chicharito y a Scholes sabiendo por experiencia que la capacidad de respuesta del Manchester es infinita, ayudada esta vez por ese árbitro de infame recuerdo para la selección española, Howard Webb, que se intentó un penalti inexistente a Welbeck (se cayó solo en el área). Rooney anotó su segundo penalti, dejando la diferencia a un solo gol a 20 minutos para el final.

Scholes mejoró la circulación de la pelota en el United mientras Vilas Boas recurrió a Oriol Romeu para recuperar el control en el eje. Pero el Manchester iba de crecida y al maravilloso centro de Giggs acudió listísimo Chicharito, escabulléndose de la marca de David Luiz, para cabecearlo y doblarle las manos a Cech. El arrebato final del Chelsea chocó con el verdadero De Gea, el monumental portero salido del Atlético el pasado verano.