Destituido el decano
El Sporting prescinde de Manuel Preciado, el técnico que llevaba más años trabajando en un mismo equipo de Primera
"Alegrad esas caras". El 22 de junio de 2006, Manuel Preciado acababa su presentación como entrenador del Sporting intentando levantar el ánimo de un club y una ciudad futbolísticamente deprimidos tras ocho temporadas en Segunda. Ayer volvió a la misma sala de prensa para despedirse tras cinco años y medio —era el decano de los técnicos de Primera dirigiendo al mismo equipo, dos cursos más (incluyendo las que lo hizo en Segunda) que Pep Guardiola al Barça— en los que ha logrado reconstruir un equipo "en cenizas", según Manuel Vega-Arango. El presidente del club anunció ayer su destitución. Le sustituye provisionalmente su ayudante, Iñaki Tejada.
Para Preciado, de 54 años, el de ayer fue un día triste, pero asumible. Siempre se ha caracterizado por poner buena cara a una vida que le ha golpeado con saña. Antes de su llegada al Sporting perdió a su esposa por una enfermedad y a su hijo mayor en un accidente de tráfico. Como manifestó alguna vez, solo le quedaban dos posibilidades: hundirse en la miseria o tirar hacia adelante. Optó por la segunda y en Gijón encontró las condiciones ideales para reimpulsar su carrera, estancada tras el ascenso con el Levante en el curso 2003-2004.
Condicionado por las penurias económicas de un club recién salido de un concurso de acreedores, Preciado solo tardó dos años en devolver al Sporting a Primera. Los resultados y su carácter campechano le convirtieron en un baluarte, en el personaje más popular de la ciudad. Incluso el grupo socialista en el Ayuntamiento anunció ayer una moción para declararle hijo adoptivo de Gijón. "Hemos cambiado el rumbo y tú has sido un factor importantísimo", le reconoció por la mañana Vega-Arango, visiblemente emocionado.
En 2008, de nuevo en el gran escaparate de Primera, Preciado no cambió como entrenador ni como persona. Salvó al equipo tres temporadas seguidas, siempre tras superar momentos tan complicados o más que el actual, gracias al espíritu que transmitió a sus futbolistas. Con un lenguaje directo y en ocasiones procaz, tampoco rehuyó las polémicas, ninguna tan sonada como la de la pasada campaña con José Mourinho. A la acusación del luso de falsear la competición por alinear reservas frente al Barça, contestó tachándole de canalla. En el Bernabéu hicieron las paces y ayer Mourinho le envió palabras de ánimo.
En la campaña precedente, a estas alturas, Preciado ya estuvo a punto de ser destituido. Le salvaron la negativa de Marcelino García Toral a hacerse cargo del equipo y un par de goles milagrosos de Diego Castro en A Coruña y Santander. La marcha de Castro al Getafe es precisamente el último ejemplo de la descapitalización de la plantilla en los últimos tiempos con traspasos de jóvenes canteranos como Míchel y José Ángel. Unas bajas no contrarrestadas por fichajes que consiguiesen mantener el nivel de un equipo que es el penúltimo en la Liga, con 18 puntos, a tres de la permanencia.
Preciado se va del Sporting sin un reproche y declarándole amor eterno. Dice que se quedará a vivir en Gijón y que le animará como un socio más.
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