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Dinamarca arrebata el oro a Serbia

El ex barcelonista Mikel Hansen se cuelga el equipo a la espalda y gana (21-19) la clasificación olímpica para su selección

El sueño de Serbia concluyó cuando el mejor lanzador del mundo tomó la responsabilidad de Dinamarca, se echó el equipo a la espalda y le llevó derecho a la victoria. La jornada había comenzado de forma espectacular para los serbios, que vieron por la televisión cómo Novak Djokovic superaba a Rafa Nadal en la final del Open de Australia y aportaba el primer título del día a su país. Sin embargo, concluyó mal porque en el Belgrado Arena el despertar fue duro. La plata, sin embargo, es una buena compensación para una selección que se estrena en las medallas.

Para Dinamarca esta es la octava medalla de su palmarés. Sin embargo es la segunda de oro. Hasta ahora solo habían ganado el Europeo de Noruega de 2008. Tenían otros tres metales de bronce en los europeos y dos platas en los Mundiales de 1967 y de 2011 en Suecia, donde eliminaron a España en semifinales y perdieron en la final contra Francia.

SERBIA, 19 - DINAMARCA, 21

Serbia: Stanic, Sesum, Vujin (2), Nikcevic (2), Manojlovic (1), Toskic (2), Ilic (2), Markovic, Prodanovic (4), Stojkovic (2), Beljanski (1), Vuckovic (3), Cutura, Stankovic y Nenadic.

DINAMARCA: Landin, Christiansen, Spellerberg (1), Hansen (9), Lindberg (2), Soendergaard (1), Markussen (2), R. Toft Hansen (1), Lauge Schmidt (2), Eggert Jensen (3, 1 de penalti), H.Toft Hansen, Svan Hansen, Nielsen, M.Christiansen y Mogensen.

Marcador cada cinco minutos: 0-2, 2-4, 3-5, 5-6, 7-8, 7-9 (descanso) 8-11, 10-12, 12-15, 14-16, 18-19, 19-21.

Árbitros: Kenneth Abrahamsen y Arne M. Kristiansen (Noruega). Excluyeron con dos minutos a Manojlovic y Cutura por parte de Serbia y a Svan Hansen y a H.Toft Hansen por parte de Dinamarca.

Lleno en el Belgrado Arena, unos 20.000 espectadores.

La final fue un partido de defensas y porterías. Al descanso se llegó con ventaja danesa por 7-9, un resultado muy corto. Las diferencias siguieron siendo mínimas (la máxima fue 12-16 a los 48 minutos), y el partido podía resolverse por cualquier bando. Pero luego surgió la figura de un hombre que se fue engrandeciendo a medida que los minutos pasaban y se convertía en el brazo ejecutor de Dinamarca.

¡Qué grande debe ser contar con un jugador que asume la responsabilidad y se divierte en los momentos decisivos! "Es lo que más me gusta de los partidos", había señalado tras la victoria contra España en semifinales. "Me produce una gran satisfacción y me divierte saber que todo depende de mi acierto". Mikel Hansen volvió a demostrar porque se le considera el mejor lanzador del mundo. Metió nueve goles y entre ellos tres de los cuatro últimos de su equipo y se convirtió en el verdugo de Serbia.

Además de la medalla de oro, Dinamarca se asegura la única plaza olímpica que decidía el campeonato.

Hansen trata de disparar ante la presencia de Ilic.
Hansen trata de disparar ante la presencia de Ilic.FRANCK FIFE (AFP)

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