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Llull y la solución kamikaze

La velocidad del base en el contragolpe descompone al Caja Laboral y da la victoria al Madrid (84-73)

Prigioni propuso una partida de ajedrez, a los blancos se les rompió una de sus torres y el Caja Laboral, último equipo en vencer al Madrid en Liga -mayo de 2010- se disfrazó de ogro. Pero Llull se reveló, dio un puñetazo en la mesa, destartaló las piezas y volteó el partido. La ebullición del base madridista en los últimos minutos del tercer cuarto rompió la contención del duelo, agitó la inercia parsimoniosa, desbordó el orden y rescató a los de Laso, sin Mirotic -con un esguince en el tobillo izquierdo- desde los primeros minutos. Compensó su ausencia Felipe Reyes. Descomunal bajo los aros, el capitán blanco alicató la victoria de los suyos -el 26º triunfo consecutivo como local- con 18 puntos y 10 rebotes.

Real Madrid, 84 - Caja Laboral, 73

Real Madrid: Sergio Rodríguez (5), Pocius (12), Singler (4), Mirotic (0) y Tomic (8) -quinteto titular- Reyes (18), Carlos Suárez (17), Carroll (0), Begic (9) y Llull (11).

Caja Laboral: Prigioni (8), Sam Emeterio (10), Nemanja Bjelica (7), Teletovic (14) y Milko Bjelica (9) -quinteto inicial- Oleson (18), Golubovic (3), Walsh (0) y Heurtel (4).

Árbitros: Martín Bertrán, Bultó y Calatrava. Eliminado Tomic (min.40).

Incidencias: 8.192 espectadores en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Decimoséptima jornada de la Liga Endesa

Intentando escapar de los grilletes de Ivanovic, el Madrid salió desatado desde el salto inicial pero apenas pudo coger carrerilla. Un triple de Teletovic y los cuatro primeros puntos de Prigioni en el partido sirvieron al Caja Laboral para atajar el primer estirón balnco, que pasó de vencer por 10 puntos (22-12) a los ocho minutos, a concluir el primer cuarto con un ajustado 24-21. Oleson completó la reacción del Baskonia, descorchó el segundo acto con un triple que empató el partido (24-24) y devolvió toda la tensión al pulso.

Teletovic, que llegaba al duelo con problemas en un codo, tomó pronto medida al aro madridista, con 11 puntos en el primer periodo -14 al final-, aprovechando los problemas en el juego interior de los de Laso. Mirotic dejó cojo al conjunto blanco al lesionarse el tobillo; el Madrid perdía a su máximo anotador y a su segundo máximo reboteador en lo que va de campeonato. Pero Felipe reclamó galones para ayudar a Tomic en la batalla de la pintura. Singler e incluso Suárez se alternaban en el puesto de 4 para otorgar algún minuto de respiro al capitán en un inusual movimiento de fichas. Pero los blancos tardaron en recomponerse y, entre Oleson y San Emeterio, los de Ivanovic fueron cogiendo vuelo con un parcial de 1-11 que les situó por delante.

Entonces, Carlos Suárez dio un paso al frente y desde la línea de 6,75 sostuvo al Madrid en el partido con cuatro triples casi consecutivos. El alero madridista ajustó unas estadísticas dominadas por los vitorianos en rebotes y porcentajes de tiros de dos. Pero su aportación no era suficiente. Prigioni ganaba en cada ataque la batalla del ritmo y apenas algún arrebato esporádico de Llull devolvía a los blancos a su trajín habitual. La intensidad defensiva de ambos equipos y la pausa del base hispanoargentino llevó a apreturas al juego y al marcador. Sin margen para la carrera, los blancos se veían obligados a fajarse en el cuerpo a cuerpo. La gracilidad de Tomic sufría ante la contundencia de Teletovic, que acaparaba los rebotes sobre todo en defensa y más exigido que de costumbre, el pívot madridista cometió su cuarta falta a tres minutos para el final del tercer cuarto y mandó a Begic a la guerra. Los blancos no encontraban el manual de instrucciones del partido, languidecía su producción ofensiva y penaban asfixiados por el conjunto vitoriano. Pero, cuando peor pintaba la situación para los de Laso, surgió el espíritu kamikaze de Llull.

Cuatro carreras incontenibles del base madridista espolearon a los suyos y destartalaron el orden del Baskonia. Febril e impetuoso, Llull se convirtió en argumento suficiente para liderar un parcial de 12-2 para los suyos y el marcador pasó, en apenas tres minutos, del 56-58 al 68-60 al final del tercer cuarto. Ivanovic llamó al orden a sus jugadores. "Hay que recomponerse", refrendaba Prigioni a sus compañeros en el tiempo muerto tras el zarandeo. Pero ya era tarde. Aturdidos por la secuencia de contragolpes del Madrid y con Teletovic desaparecido en el tramo final, el Caja Laboral no volvió a tomar el mando de las operaciones.

Sergio Llull entra a canasta
Sergio Llull entra a canastaCHEMA MOYA (EFE)

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