Un tramposo muy legal
El brasileño Spinelli, piloto de coches, confiesa haber recibido asistencia ilegal y abandona
El Dakar siempre ofrece historias curiosas y humanas, aunque pocas como las del brasileño Guilherme Spinelli, que se declaró culpable de una pena que nadie había descubierto porque su conciencia no le dejaba tranquilo. Recibió asistencia ilegal durante la etapa del viernes y por la noche lo confesó ante los comisarios de ASO, la organización del Dakar, a través de una carta firmada en la que presentaba su retirada de la prueba. "No podía aceptar terminar el Dakar habiendo hecho trampas. La honestidad es mi prioridad y primera motivación". Lo nunca visto, según Josep Besoli, presidente del colegio de oficiales en la categoría de coches, que todavía no termina de creérselo.
"Llegó con la cara descompuesta", relata. Fue una sorpresa. Nunca antes en los nueve Dakar que llevo, ni en los más de 30 años que ejerzo de comisario en otras competiciones había visto algo así. Más bien al contrario, los pilotos suelen rebatir una posible penalización con todo tipo de excusas". Sin embargo, "un cuarto de hora después de que su jefe de equipo viniera a pedirnos que reubicáramos a su piloto en la parrilla de salida por un problema mecánico, Spinelli se presentó con una carta notificando su abandono por asistencia ilegal".
Spinelli, además, no es piloto cualquiera, sino uno de los profesionales. Su coche, un Mitsubishi con el dorsal 310, había roto el alternador durante la especial y recibió la ayuda de un grupo de lugareños, al parecer un mecánico de la zona, que le trajo una pieza nueva y le ayudó a reparar el vehículo. Eso está castigado con la expulsión. El reglamento no autoriza a recibir una asistencia externa durante la etapa; en el tramo de especial solo pueden ser ayudados por otros pilotos, y una vez termina la cronometrada, aunque quede enlace, pueden ser asistidos por cualquiera de los camiones de asistencia del rally. Los participantes, en cambio, no pueden recibir ayuda de un tercero.
Después de su confesión, algunos comisarios bromeaban si tratar de reintegrar al coche en la competición, pero entendieron que sería un precedente insalvable; "si bien", cuenta Besoli, "creo que ASO podría tener un detalle con ellos y, al menos, regalarle la inscripción el año próximo". La inscripción alcanza los 30.000 euros. El presupuesto de un coche con un equipo de profesionales, camión de asistencia y una infraestructura mínima como el de Spinelli puede alcanzar los 180.000 euros.
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