Osasuna castiga al Villarreal
Los locales sueñan con Europa tras ganar al grupo del discutido Garrido
Defiende Osasuna una imbatibilidad dorada en su estadio (cinco victorias y tres empates) que le ha permitido soñar con viajar de nuevo por Europa en el último mes del año. Ayer, ante el Villarreal, se demostró a sí mismo que el miedo a volar parece haber desaparecido a pesar de alguna que otra turbulencia. Doblegó a un Villarreal aguerrido, que recuperó por momentos su mejor versión y que terminó condenado porque el antiguo grosor defensivo apenas abriga cuando el ambiente se enfría más de la cuenta.
Aun así combinó bien el Villarreal durante el encuentro, al son del toque de Borja Valero. Con Bruno y Senna sosteniendo el centro del campo, el cuadro amarillo inquietaba a Osasuna a base de ese toque corto que tanto le desespera casi siempre. Le sirvió para contener el coraje navarro y desnortar a los rojillos. Durante el primer cuarto de hora no se distinguía cuál era un equipo en los puestos de descenso y cuál el que quería celebrar la Navidad en Europa.
OSASUNA, 2 - VILLARREAL, 1
Osasuna: Andrés Fernández; Damiá, Sergio, Flaño, Satrústegui; Nekounam, Puñal (Cejudo, m. 71); Raúl García (Timor, m. 34), Lamah, Ibrahima; y Nino (Leka, m. 69). No utilizados: Asier Riesgo; Roversio, Lolo y Annunziata.
Villarreal: Diego López; Mario, Musacchio (Nilmar, m. 84), Zapata, Oriol; Bruno, Marcos Senna (Gonzalo, m. 84); Cani (Castellani, m. 65), Borja Valero, Camuñas; y Marco Ruben. No utilizados: César; Ángel, Hernán y Joselu.
Goles: 0-1. M. 63. Marco Ruben. 1-1. M. 74. Ibrahima. 2-1. M. 81. Sergio.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Sergio, Camuñas, Timor y Marco Ruben.
Unos 16.000 espectadores en el Reyno de Navarra.
Frente al dominio rival, Osasuna se reagrupó en torno a Nekounam. Solo el iraní parecía comprender que lejos de correr tras las sombras más vale cruzarse con ellas por el camino. De sus robos nacieron las primeras jugadas de ataque locales.
Controlada la circulación rival en la segunda parte, el conjunto de Mendilibar se dedicó a buscar los pulmones de Ibrahima a través de balones largos. Corría el senegalés y llegaba tras él la infantería. Agazapado, el Villarreal consiguió hilvanar su aguja de nuevo y Marco Ruben culminó una jugada frenética dentro del área pequeña. No fue un espejismo, sino algo parecido a un pinchazo de alfiler. Insuficiente para desangrar a Osasuna, que reaccionó con un gol de Ibrahima. Si algo ha condenado al equipo dirigido por Juan Carlos Garrido es su incapacidad para resguardarse del mal tiempo y en un saque de esquina, Sergio, de cabeza, dio la vuelta al partido y condenó al técnico valenciano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.