El Bizkaia se da un respiro
Cómodo triunfo de los de Katsikaris ante un Valencia menor
El Valencia llegó tarde a Bilbao porque cogió el tren en marcha. Y llegó mareado, agotado, con pocos efectivos sobre todo en el juego interior, desorientado, con cara de desgana. El Bizkaia, exultante, incluso insolente, saltó del tren antes de que pusiera fin al recorrido y dio el típico traspiés cuando pones el pie en el asfalto con el vagón en marcha. A veces te caes y el morrazo levanta la sonrisita irónica del maquinista. El Bizkaia no se cayó, pero la forma en la que estuvo a punto de dilapidar sus 20 puntos de ventaja en el último cuarto, heló el pabellón de Miribilla, habitual caldera donde el Bizkaia ha conseguido las cinco victorias que exhibe en la Liga.
Sin Splitter (de vuelta a la NBA), Claver, Faverani y Pietrus, el Valencia era poco exigible en un partido muy exigente. Le faltaba juego interior. Tanto que Paco Olmos decidió incluir en el quinteto inicial al joven Larry Abia (18 años) para hacer frente a Mumbrú (32). Mientras le daba el aire al Valencia, el Bizkaia -sin margen para la derrota en busca de plaza en la Copa- se le adelantó 10 puntos en el primer cuarto que echaron el freno al Valencia, incapaz de ponerse nunca por delante en el marcador y obligado a resistir por dentro con la única aportación del ucraniano Lishchuk.
GESCRAP BIZKAIA 85 - VALENCIA BASKET 74
Parciales: 24-14, 24-22, 20-12, 17-26
Bizkaia: Jackson (12), Blums (8), Mumbrú (12), Banic (17), D´ Or Fischer (10) —quinteto inicial—, Fisher (4), Mavroeidis (8), Hervelle (10), Raúl López (2), Vasileiadis (10) y Grimau (2).
Valencia: Markovic (3), Rafa Martínez (12), Abia (2), Caner-Medley (21), Lishchuk (10) —quinteto inicial—, San Maiguel (6), Ogilvy (8), De Colo (12) y Kuksiks (0).
Árbitros: García Ortíz, Jiménez Trujillo y Sánchez Monserrat. Eliminados Mavroeidis y D´ Or Fischer.
8.302 espectadores en el Bizkaia Arena
Mientras el Bizkaia, gestionaba la ventaja con la habitual aportación regular de Banic, las entradas decisivas de Mavroeidis y la explosividad de Jackson. Era, por momentos, un jugar por jugar. Ni el partido ni el pabellón alcanzaban la temperatura esperada. Ni los árbitros (técnicamente muy deficientes) calentaban el ambiente.
En el tercer cuarto, se rompió y parecía morir el partido. Si en el segundo cuarto el Valencia sobrevivió a base de triples y el Bizkaia a base de tiros libres, todo se decantó después para los de negro hasta alcanzar una ventaja de 20 puntos que aseguraba la victoria. Cuatro tiempos muertos se pidieron en ese período. Estaba en juego un posible average para determinar las posiciones al final de la Liga. Y el Bizkaia se bajó del tren y dio un traspiés. El Valencia lo vio y aceleró la máquina, se acercó, enfado al técnico local Katsikaris que reprendió a su gente. Pero ya era tarde. A todo llegó tarde.
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