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Columna
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Apatía o pasión

He decidido estar alegre porque es bueno para la salud, decía Voltaire. Es el primer partido en que me voy decepcionado, dijo Pochettino. Con respecto al librepensador francés, qué más quisiéramos nosotros que poseer esa capacidad de decisión sobre nuestros estados emocionales, y pasar de la decepción a la alegría con solo pensar en ello. Pero resulta que las emociones van por libre, mientras uno intenta controlarlas infructuosamente a base de tomar mucha conciencia, sobre todo mucha toma de conciencia, como aquel niño que tomaba mucho Cola Cao porque le habían dicho que así crecería fuerte y podría ser amo, señor y truhán de su destino sentimental e histórico.

Luego ese niño descubriría que el auténtico cacao está en otra clase de polvos, más mágicos y menos racionales, incluso algunos poco razonables, pero ya era demasiado tarde para rectificar. Seguimos creyendo en el poder absoluto de la conciencia y la razón, que es como creer que la mayoría absoluta de Rajoy va a cambiar nuestras vidas. Nuestras vidas no las cambia ni Dios, y eso que se supone que Él mismo las creó. ¿Para qué? No hay ni una sola respuesta convincente. En cambio, Pochettino -que es nuestro Dios menor- sí fue convincente cuando apeló a la decepción, la falta de motivación y la apatía en el juego desplegado contra el Osasuna.

La apatía significa falta de pasión. Cuando no hay pasión lo mejor es el apaga y vámonos, y no demorarse en el vámonos, irse rápido, antes de que se cuele otro en el ínterin, aprovechando la oscuridad. Sin embargo, para los estoicos la apatía era el camino a la felicidad. Qué tíos, estos griegos, cómo pensaban, aunque ahora estén en la bancarrota de tanto pensar. Cuna de la filosofía y tumba del Estado de bienestar. No somos nadie.

En el Espanyol tampoco somos gran cosa después de sumar solo dos puntos de los últimos 12 posibles. Pochettino quiere analizar fríamente la situación para encontrar más explicaciones. Pochettino es un racionalista práctico, como Voltaire, aunque sin su ironía. Cuentan que la ironía de Voltaire proviene de quedarse sin madre siendo muy niño. Es una explicación interesante. Pochettino también deberá encontrar explicaciones interesantes antes de que el equipo entre en la apatía habitual cuando nos acomodamos en mitad de la tabla. La mitad de la tabla es nuestra apatía, se pierde la tensión, se especula sobre las salidas en el mercado de invierno, las cabezas se llenan de pajaritos que no son periquitos, y más que estoicismo lo que aparece es el aburrimiento, la ataraxia de los pobres. Aunque etimológicamente signifique padecer, asumiremos los riesgos, queremos pasión.

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