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La encrucijada de Fernando Alonso

El piloto español espera la reacción de Ferrari en 2012 y evita las duras críticas que vertió contra McLaren y Renault

La metamorfosis mental de Fernando Alonso es algo incuestionable después de comprobar la actitud de respeto y contención que ha mantenido con la escudería Ferrari a lo largo de toda la temporada. Frente a la evidencia de que el equipo de Maranello ha sido incapaz de ofrecerle el mejor coche de la parrilla, el doble campeón mundial español se ha mordido la lengua y ha evitado lanzar críticas tan duras y severas como las que vertió en 2007 contra McLaren, y en 2005 y 2006 contra Renault, a pesar de que la marca francesa le abrió las puertas de sus dos únicos títulos. Entonces, Alonso era un guerrillero, un hombre que decía las cosas tal como las sentía, capaz de acusar a su equipo de maltratarle o de dormirse en los laureles cuando era líder del Mundial y tenía en sus manos las armas para seguir ganando -lo hizo en Renault en varias ocasiones-. Ahora, a los 30 años, está donde quería, en Ferrari, y es un piloto que parece haber alcanzado el karma: está en el cielo de la F-1 y mantiene la creencia de que el equipo reaccionará en 2012 para permitirle de nuevo ser campeón mundial.

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Su encrucijada personal le exige ser prudente. No puede ya ir más lejos. Ha llegado al lugar que quería. Ferrari colma todas sus aspiraciones. "Aquí, cuando las cosas van muy mal eres segundo", ha afirmado en varias ocasiones. Y esta certeza ha provocado un cambio fundamental en su actitud. Alonso respeta a su equipo y no lanzará críticas gratuitas hacia la Scuderia, entre otras cosas porque sabe que las reacciones podrían ser brutales y que podrían incluso desembocar en despido, tal como le ocurrió a Alain Prost, a quien Ferrari impidió disputar la última carrera de 1991 por las severas críticas del francés a la escudería.

Sin embargo, nada de todo eso impide al español ser consciente de su situación actual. Lleva dos años en la mejor escudería de la F-1 y todavía no ha conseguido ningún título. Y no solo eso: ni el primer ni el segundo año ha dispuesto del mejor coche. La situación se agrava porque el equipo no ha reaccionado al nivel que todo el mundo esperaba. McLaren ha sabido evolucionar más el coche que Ferrari y ha llegado al final de esta temporada con un monoplaza superior al de Maranello y a la altura de los dos bólidos azules de Red Bull.

A pesar de todo, las únicas palabras que han salido de la boca de Alonso son: "Con este coche no podíamos aspirar a más, pero seguro que en la próxima carrera seremos más competitivos". Un discurso que esta temporada se ha repetido desde que en Australia, la primera carrera del curso, Alonso concluyó cuarto y descubrió que las expectativas generadas en la pretemporada se habían fundido. Al igual que en 2010, el primer año de Alonso con los italianos, Ferrari había fracasado. Pero mientras en 2010 el español ganó cinco grandes premios, hizo dos poles positions y llegó a la última carrera en las mejores condiciones para ser campeón mundial, esta temporada se quedó sin posibilidades en Singapur, es decir a cinco carreras de la conclusión.

Las cosas fueron mal desde el principio. Y empeoraron después, hasta que en Turquía llegó la primera reacción y el primer podio del año. Ferrari había evolucionado el coche y anunció que en Valencia daría el golpe. Y lo dio. El español fue segundo allí y después en Gran Bretaña ganó la única carrera de la temporada, para instalarse en el podio en la mayoría de las carreras posteriores. Su balance final de 2011 se saldó con una victoria y 10 podios... pero sin ninguna pole position. Lo que demostraba que el coche funcionaba mal a una vuelta, pero que en carrera Alonso lograba sacarle un buen rendimiento.

"Sufrimos mucho porque nos cuesta calentar bien los neumáticos", señalaba el asturiano una y otra vez. Y en el equipo, tanto Domenicali, director de la escudería, como Montezemolo, Presidente de Ferrari, se disculpaban sutilmente por no haber podido dar a Alonso un coche ganador. Montezemolo exigía una reacción inmediata, que llegó tarde. Y después pidió al equipo que fuera agresivo en el diseño del coche de 2012 para volver a ser campeones.

El error estratégico del equipo que le costó el título a Alonso en 2010, tuvo consecuencias graves. Ferrari destituyó entonces a Chris Dyer, responsable de estrategia, e inició allí una remodelación del equipo que concluyó a finales de 2011, con la destitución de Aldo Costa (director técnico), el ascenso de Pat Fry, la recuperación de Rory Byrne, el cerebro del coche de los cinco títulos de Schumacher, y la llegada de Neil Martin, ex jefe de estrategia de Red Bull.

"El coche de 2012 será muy bueno", afirma ahora Domenicali de forma categórica. "Volveremos a ganar". Mientras tanto, Alonso espera, mira, aporta lo que puede y se calla. Han sido agresivos en el diseño e innovadores. Ferrari no puede volver a fallar. "Confío en mi equipo", afirma Alonso. Pero por ahora, McLaren corre más y Red Bull sigue inalcanzable.

Fernando Alonso y Sebastian Vettel durante la foto oficial de los pilotos de la temporada 2011 en el circuito de Interlagos.
Fernando Alonso y Sebastian Vettel durante la foto oficial de los pilotos de la temporada 2011 en el circuito de Interlagos.MARCELO SAYAO (EFE)

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