Mosquera quisiera ser Contador
El ciclista niega su dopaje y apunta al poder polìtico como responsable de su situación
Abocado a que su carrera deportiva llegue a fin bajo la sospecha de un dopaje que no solo niega sino que no considera probado, el ciclista Ezequiel Mosquera apunta al poder polìtico como responsable de su situación y en concreto a José Ramón Lete Lasa, secretario general para el Deporte de la Xunta de Galicia, en su día presidente del patronato de la Fundación Ciclismo Galego, la entidad creada en 2006 para gestar el primer equipo profesional ciclista de la comunidad. Mosquera alude también a un "agravio comparativo" respecto al apoyo recibido por su compañero de profesión Alberto Contador. Sus casos son contemporáneos en el tiempo. Al ciclista, entonces del Xacobeo hoy vinculado al Vacansoleil, le detectaron hace 14 meses tras un control realizado en la Vuelta a España en la que acabó segundo restos de hidroxietil almidón, un suero que propicia el descenso de los niveles de hematocrito, cuyo elevado porcentaje es indicio de dopaje sanguíneo.
Pero con Mosquera, pese a que sólo ha habido sospechas y ninguna certeza. "Desde el Vacansoleil llamaban a la UCI para preguntar que pasaba con mi caso y siempre les respondían lo mismo: "¡No entendemos como no hay EPO!". Mosquera jamás negó la presencia del almidón en su cuerpo, pero se ha esforzado en demostrar su inocuidad. "No incide en un aumento del rendimiento deportivo", explica su defensa.
Nadie ha encontrado una sustancia prohibida en el cuerpo del corredor gallego y los resultados sobre la presencia de restos plásticos en su orina, que alertaran de una autotransfusión sanguínea, dieron negativo. "Pero nos hemos dado con una pared", lamenta Ignacio Arroyo, abogado del deportista. La semana pasada el Comité de Competición de la Federación Española de Ciclismo determinó que su cliente deberá de cumplir dos años de sanción, pena en la que además no se computará el tiempo que lleva sin competir, parón achacable tan sólo a la prevención del Vacansoleil de no alinearle en ninguna prueba hasta que hubiera una resolución. Ahora que sí hay sanción, y que además acarrea una multa de 276.000 euros, Mosquera clama: "Han ido a por mí. Es imposible que los tengan tan cuadrados para sancionarme por no decir de dónde procede esta sustancia. El hidroxietil almidón no es un enmascarante, eso es un invento. Y no entienden que no hay EPO, no les entra en la cabeza y siguen buscando".
Estima el ciclista que desde los despachos no sólo no han intentado ayudarle sino que le han hundido, que el presidente de la Federación Española de Ciclismo, Carlos Castaño, le llegó a asegurar que sin restos de EPO no habría sanción y que Lete Lasa, el máximo responsable del deporte en Galicia, acabó por darle una inesperada patada. "Esa es la gota que colma el vaso, que Lete acuda a Madrid para que los medios me maten porque dice que mi caso hizo mucho daño a Galicia. Me habría gustado saber si con el mismo problema que ha tenido Alberto Contador hubiera recibido el mismo apoyo que él", subraya Mosquera.
La carrera deportiva de Mosquera, que el pasado sábado cumplió 36 años, está herida de muerte, pero no su ansia de justicia. Su abogado anuncia que acudirán a la justicia ordinaria y que si es preciso agotarán también la vía deportiva ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Denunciarán como es posible que se pueda castigar a alguien porque el comité sancionador entiende que no ha podido demostrar su inocencia.
Riccò, condenado en Francia por su positivo en el Tour de 2008
El ciclista italiano Riccardo Riccò ha sido condenado hoy a dos meses de prisión exentos de cumplimiento y a una multa de 4.000 euros por el positivo por EPO de tercera generación en el Tour de Francia de 2008. El veredicto fue dictado por el Tribunal de Apelación de Toulouse, que confirmó la sentencia en primera instancia dictada por los jueces de Foix y aumentó en 1.000 euros la pena pecuniaria. Los abogados del ciclista, de 27 años, estudiarán si recurren la sentencia ante el Supremo, al considerar que Riccò ha sido juzgado dos veces por los mismos hechos, una en Francia y otra en Italia, donde ya fue condenado a una multa el año pasado.
El positivo de Riccò en el Tour de 2008 tuvo una gran repercusión, dado que el italiano era uno delos favoritos para la victoria final. Su equipo de entonces, el Saunier Duval, se retiró de la competición y su compañero y compatriota Leonardo Piepoli confesó posteriormente que también se dopaba.
Riccò vivió 20 meses de suspensión deportiva antes de regresar al pelotón. Contratado por el Vacansoleil, el ciclista volvió a la competición y se adjudicó algunas carreras, lo que hacía presagiar que podría retornar al máximo nivel. Sin embargo, en febrero pasado tuvo que ser hospitalizado de urgencia con un bloqueo renal provocado, según relató a los médicos, por una autotransfusión sanguínea que se practicó con una bolsa de plasma que guardaba en el frigorífico de su domicilio. Aunque el ciclista negó posteriormente esa versión, fue despedido por su equipo y se encuentra suspendido por el Comité Olímpico Italiano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.