La fragilidad de Riki

Propició el primer gol con un taconazo que Jonathan Vila embocó en su propia portería y poco después, henchido de fe, lo intentó con la derecha, la pierna en la que menos confía. Entonces Riki miró al banquillo y supo que el derbi contra el Celta se había acabado para él. Apenas iban 10 minutos de partido y había vuelto a caer por décimonovena vez desde que en 2006 el Deportivo pagara casi cinco millones al Getafe por su ficha. Tan fuerte, tan exuberante para que su ex compañero Craioveanu le apodara Pirelli, "por su potencia sin control". Y es un rueda que no deja de pinchar. Una última rotura en el adductor medio de la pierna izquierda le tendrá al menos tres semanas de baja, tiempo en el que su equipo afrontará decisivos partidos ante rivales directos en la pelea por el ascenso: hoy ante el Elche (12.00. Canal+), Almería y Valladolid.

Es la segunda lesión muscular de Riki en lo que va de temporada. Otras 13, más una apendicitis, llevaba en las tres campañas anteriores, en las que su aportación al equipo estuvo teñida por la discontinuidad. Un rompecabezas para médicos y recuperadores, que en su día se vieron ante un problema similar con Lassad o Guardado, que al fin supieron resolver. Pero Riki es especial. "Por mi constitución, castigo mucho la zona pélvica y del pubis", detalla el futbolista, que el pasado 28 de junio, con todos sus compañeros de vacaciones, se presentó en las instalaciones del club para comenzar un plan específico de entrenamientos. "Tengo buenas sensaciones, estoy con confianza", señaló justo antes de comenzar la Liga tras una pretemporada en la que marcó 10 goles. Pero contra el Hércules en el segundo partido del campeonato, al exigirse en un sprint, se llevó la mano a la pierna izquierda. Tenía una pequeña rotura en el sóleo.

Con Riki y sus recuperaciones no hay prisa. Tampoco excesiva luz porque los médicos hace mucho tiempo que no facilitan información pública más allá del diagnóstico inicial. Un mes después de caer, reapareció media hora contra el Alcoyano a pesar de que llevaba 10 días entrenando con el grupo. "Trabajamos para que no ocurra más, pero es complicado prevenir al cien por cien las lesiones musculares. Es duro, pero hay que ser fuerte mentalmente, jugar un mes, para otro", explicó el jugador. Había un dato para la esperanza, para interpretar que esos últimos problemas podían estar al margen de los que ya arrastraba porque el sóleo, ubicado en la pantorrilla apenas le había molestado y todos los males se concentraban por encima de la rodilla, en la zona pélvica o los adductores.

Pero es justo ahí donde le vuelve a doler y donde vuelve a padecer el Deportivo, que todavía no puede contar con Xisco, alternativa para el ataque, lesionado desde principio de temporada. Referencia para el vestuario y para una afición que pondera su compromiso con el club desde el mismo instante del descenso, Riki vuelve a sufrir en solitario, regresa a la fisioterapia y el gimnasio. Hoy no juega ante el Elche.