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Mourinho consiente, los jugadores aprietan

La brillante racha del Madrid se apoya en la presión alta y continuada, impulsada por el vestuario

El Madrid se aventura en un territorio que no pisó ningún equipo de Mourinho con tanta frecuencia y de forma tan decidida. Comenzó a tantear el terreno durante la Supercopa ante el Barcelona, y se le vio vacilante frente al Rayo y el Getafe. Tras la crisis de El Sardinero los jugadores refinaron la fórmula. Pero no fue hasta que viajaron a La Rosaleda cuando resolvieron instalar el equipo en campo contrario el mayor tiempo posible. Para atacar y para defender. Tuviera o no tuviera la pelota el adversario. Empujados por Alonso, con la complicidad de Higuaín, Marcelo, Khedira, Pepe, y, sobre todo, con el apoyo de Sergio Ramos, el Madrid hizo de la presión un instrumento perfecto para controlar el partido y entretener al público. Desde Málaga, el Madrid se ha reafirmado en su intención de llevar los partidos al campo rival. Sin concesiones a la especulación. Al menos hasta el descanso.

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El mensaje de Mourinho, según los jugadores, dejó un amplio margen para la interpretación. En Málaga, el técnico les pidió más o menos lo de siempre: presionar arriba los saques de banda y las salidas del portero, Rubén, siempre y cuando no fuesen en largo. En caso de que el Málaga se hiciera con el control del balón y diera más de tres pases, les dijo que había que echarse atrás para evitar riesgos. Ahí estaba el matiz. Pero los futbolistas se tomaron la licencia de seguir realizando la presión alta, incluso cuando el Málaga comenzaba a tener la pelota. "Nos salió bien porque cuando ellos iniciaban la jugada, se partían porque se desplegaban muy rápido por delante del balón", recordó un jugador.

La temporada pasada, ante equipos con vocación de ser protagonistas, como este Málaga, el Madrid tendía a esperar atrás para aprovechar los espacios, y con más razón después de meter el primer gol. En La Rosaleda el planteamiento fue distinto, ahondando en una manera de afrontar los partidos que ha llevado al Madrid a conseguir su serie de encuentros más brillante en años: cinco victorias en la Liga y tres en la Champions, 25 goles a favor y uno en contra. Este domingo le toca a Osasuna medir la solidez de las nuevas convicciones.

Mourinho deberá decidir si quiere que la presión alta sea un signo distintivo de su equipo o las experiencias del último mes han sido circunstanciales. "Un poco las dos cosas", explicó el técnico en su conferencia previa a medirse a Osasuna. "Es una característica que queremos tener como equipo. Ser más dominadores, más agresivos con y sin balón. Esa agresividad tiene que ver con juntar las líneas más arriba y dificultar la construcción del rival. Dejar al rival más lejos de nuestra portería. Y lo estamos haciendo bastante bien. Hemos mejorado mucho en este aspecto. Pero también tiene que ver con la calidad de los adversarios. Por ejemplo, el Lyon hacía toda su construcción con saques largos desde atrás. Lloris buscaba directamente el saque largo a Gomis, o a Briand. Y en esta situación no tienes por qué presionar arriba porque no tienes nada que presionar. Depende del juego del adversario. Pero hay cuatro o cinco puntos que queremos que sean una característica de nuestro juego. En ese sentido pretendemos tener la capacidad para juntar el bloque atrás y defender bajo o para saber presionar arriba y juntar líneas arriba. Esto es cultura táctica. Es adaptabilidad a los diferentes partidos y adversarios".

Hay en la plantilla quien cree que la orden de Mourinho sobre la presión en bloque alto fue suficientemente ambigua como para dar libertad a los jugadores de decidir. Algunos futbolistas están convencidos de que, en caso de que la osadía no hubiese acabado bien (el Madrid ganaba 0-4 al descanso en Málaga), Mourinho les habría advertido que él ya avisó de que había que retrasar la presión. "El mister es muy listo para eso", apuntó un miembro de la expedición a La Rosaleda; "si hubiera salido mal, nos habría dicho: 'yo ya os avisé que os echarais atrás'".

Mourinho felicitó a sus futbolistas por la primera parte de Málaga, pero les ordenó que se replegaran en la segunda, y que buscaran más los contragolpes. La operación se repitió contra el Villarreal en el Bernabéu. Seguros de tener un rol más importante que la temporada pasada, los españoles se pusieron de acuerdo para insistir por el mismo camino: en lugar de dar un paso hacia atrás cuando el rival manejaba la pelota, dieron uno hacia delante. En el descanso, Mourinho les volvió a pedir que esperasen más en campo propio. Según los presentes, lo argumentó en la necesidad de ahorrar fuerzas: "Dijo que así el equipo descansa más". Pero en la plantilla no son pocos los que entienden que esperando atrás es como más lucen "los suyos", como los conocen, en relación a Di María y Cristiano.

El año pasado, Mourinho destacó la importancia de Pepe para elevar la presión y condicionar todo el juego del Madrid. No fue tan contundente respecto a Ramos, que ejerce de central desde el 2 de octubre con resultados admirables. "Sergio Ramos está jugando bien y todo el equipo está jugando bien también", apuntó el entrenador. "El equipo está jugando más alto, presiona mejor, y esto no es responsabilidad de un jugador solo. Es todo el equipo el que lo está haciendo. Pero entiendo que Sergio merece las luces porque está jugando muy bien, muy a gusto, muy tranquilo. Tiene calidades óptimas como defensor, sea como lateral o como central. La verdad es que el equipo ha crecido y él también ha crecido en esta posición. Si el futbolista está bien, y si tenemos a Arbeloa, y a Fabio, y a toda la gente preparada, no vamos a cambiar. Seguirá como central. No será ningún problema si jugamos con Pepe y Albiol o Pepe y Varane. Ramos será central hasta que el equipo no necesite un lateral. Tenemos cuatro centrales".

Tanto de las palabras de Mourinho como de lo que piensan sus jugadores se infiere que en el vestuario del Madrid se ha establecido un equilibrio de fuerzas en tensión. Por un lado, el técnico. Por otro, los jugadores españoles, con Casillas, Alonso y Ramos al frente. Quizá la convivencia entre todos no sea tan silenciosa como la temporada pasada. Mourinho ya no es el único que habla. El intercambio de ideas no tiene a nadie del todo conforme pero el equipo ha dado un paso al frente. La presión, un concepto táctico aislado, sirve para calibrar la evolución del Madrid dentro y fuera de la cancha.

Mourinho, como siempre, se muestra inquieto y deja caer sentencias sapienciales a las que se pueden atribuir significados contradictorios. Acabó su conferencia contando lo que les dice a los jugadores en las últimas charlas. "Siempre le digo que cuando ganan muchos partidos consecutivos el mal resultado no está lejos", recordó. "Ganas, cinco, seis, siete, ocho veces seguidas y te acercas al mal resultado. Muchas veces ganas tanto que te olvidas de por qué ganas. Crees que ganas porque las cosas van en la dirección adecuada. Ahora más que nunca creo que es más importante jugar con seriedad, respetar al oponente, y darlo todo, a la máxima intensidad y concentración".

Mourinho se dirige a la plantilla del Madrid durante el entrenamiento de esta mañana.
Mourinho se dirige a la plantilla del Madrid durante el entrenamiento de esta mañana.EFE

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