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LIGA | ATLÉTICO, 4 - RACING, 0

Un mejunje de los buenos

Falcao, impulsado por el fútbol de Diego, Turan y Reyes, firma su primer triplete con el Atlético y desarticula por completo a un Racing insípido

La resolución de Manzano es tan pragmática como efectiva, sin experimentos estrambóticos. Lo tiene bien claro y pone a los mejores, independientemente de los méritos acumulados en el equipo, del caché generado en la cantera o de la rentabilidad que se les pueda sacar. O lo que es lo mismo: no le importa sentar a Adrián por más que catapultara al equipo a la Liga Europa; no le pesa descartar a un extremo y variar el dibujo táctico para reunir sobre el tapete a todas las estrellas; y tampoco le incomoda dar carrete a un portero (Courtois) que está cedido, por más que se señalara a otro (Joel) como el futuro de los futuros. El técnico va a lo seguro y el equipo funciona como un tiro. Más que nada porque lo que parecía una frase lapidaria -"se han ido el Kun y Forlán"-, se ha convertido en un mejunje de los buenos, en una versión mejorada de lo que había. Se le presume al equipo menos remate, por más que Falcao se resista a expresar lo contrario, como demostró con el hat-trick que hizo en su estreno liguero en el Calderón, pero tiene un fútbol más atildado y de quilates, de toque, posesión y lazo. Lo sufrió el Racing, que persiguió la pelota, toda vez que no quiso ir a por el partido.

ATLÉTICO, 4 - RACING, 0

Atlético: Courtois; Perea, Miranda, Domínguez, Filipe; Tiago, Mario Suárez; Reyes (Juanfran, m. 76), Diego (Adrián, m. 46), Arda Turan; y Falcao (Pizzi, m. 68). No utilizados: Joel, Pulido, Salvio y Gabi.

Racing: Toño; Francis, Álvaro, Osmar, Cisma; Arana (Ariel, m. 65), Tziolis, Adrián (Bedia, m. 66), Luque (Serrano, m. 46); Acosta y Stuani. No utilizados: Mario, Picón, Bernardo y Christian.

Goles: 1-0. M. 23. Falcao resuelve con la zurda desde dentro del área. 2-0. M. 36. Falcao, de penalti. 3-0. M. 56. Falcao recibe un pase de Turan y la pica sobre Toño. 4-0. M. 78. Adrián remata un centro de Turan.

Árbitro: Iglesias Villanueva. Mostró la cartulina amarilla a Mario Suárez, Acosta, Adrián, Osmar y Perea.

Vicente Calderón. 40.000 espectadores.

Fue el Racing un equipo timorato, mermado por bajas capitales -Diop, Colsa, Kennedy y Munitis-, de esos que prefiere jugar en campo propio porque en casa ajena se siente desnortado. No se le contabilizó disparo alguno en el primer acto y uno realizó en el segundo, desviado a tiempo por Domínguez. Un bagaje paupérrimo que formula la apuesta del equipo, arremangado por completo en su área, con las líneas apretujadas y sin levantar la cabeza más que para contemplar esos pelotazos a tierra de nadie, donde Stuani se peleaba hasta con su sombra, sin éxito alguno. Su ejercicio defensivo, en cualquier caso, no fue del todo malo. Su problema fue la mezcla del Atlético, el haz que conformaron Turan, Reyes, Diego y el punteo de Falcao, que se pusieron a jugar y les desarticularon por completo e imposibilitaron las ayudas defensivas. Un cóctel de lo más sugerente.

La riqueza del Atlético se define desde la pizarra, tan movible como efectiva en todas sus vertientes. Pasa del 4-3-3 (Osasuna), al 4-3-2-1 (Celtic) sin apuros, como aplicó, ya con todos los intérpretes de galones sobre el césped, el 4-2-3-1 frente al Racing con una naturalidad terrible, como si el guion se escribiera solo desde las botas y no desde el posicionamiento. Actuaron, en cualquier caso, los mejores solistas y lo hicieron con un fútbol de seda, como se les intuía y, de paso, exigía. Reyes es el quiebro, el desequilibrio, el jugador que encara y que imprime vértigo a la ofensiva, bien pegado a la línea de cal derecha, en ocasiones por dentro. Uno, dos, todo rápido y hasta menos egoísta que de costumbre porque tiene con quién asociarse. Turan, más reflexivo, parte desde la izquierda, pero traza la diagonal para soltar el pase definitivo. Un toque sutil; una visión periférica. Le falta, en cualquier caso, romper desde atrás. Pero para eso está Diego, el mediapunta liberado en lo defensivo porque tiene a dos mediocentros detrás, un jugador de ingenio inagotable, con el siguiente pase en la cabeza antes que en el pie, protagonista porque así lo reclama, ordenador que atiende cualquier movimiento por delante suyo. Y con todo eso, el remate lo pone Falcao, un superdotado del gol, un futbolista que no se lo piensa dos veces y que no perdona ni media.

Probó el Racing, en cualquier caso, rebajar el fútbol del Atlético con la presión en puntos señalados. Apretaba a los medios cuando recibían de espaldas, a los laterales al cruzar la divisoria, a Diego por cualquier parte... Estéril porque el Atlético tiene muchas rampas para llegar a Falcao. Primero fue Reyes, que alcanzó la línea de fondo y atendió el movimiento en el segundo palo del ariete, que amagó con ir hacia delante y rompió hacia atrás para coger el cuero y armar el disparo y el gol en un santiamén. Luego fue Diego el que pisó área y tocó el cuero antes de que Osmar, impetuoso, cometiera penalti. Paradinha y nueva diana de Falcao. El tercero, claro, se lo puso el otro intérprete. Turan rompió hacia dentro, dio un pase al hueco y Falcao picó el esférico ante Toño, que sacaba manos como un molinillo, pero a todas no llegaba. Tercero, al banquillo con aplauso cerrado y turno para los actores secundarios, para Adrián, que también está inspirado, que también entiende un rato de poner el remate. Suyo fue el cuarto gol, a pase de Turan, el único de los cuatro mosqueteros que seguía en el césped. Ya no hacían falta. Ya la habían liado.

Falcao se abraza con Filipe tras uno de sus goles.
Falcao se abraza con Filipe tras uno de sus goles.CLAUDIO ÁLVAREZ
Falcao, impulsado por el fútbol de Diego, Turan y Reyes, firma su primer triplete con el Atlético y desarticula por completo a un Racing insípido. <strong><a href="http://www.elpais.com/buscar/liga-bbva/videos">Vídeos de la Liga BBVA</a></strong>

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