Tipsarevic y Nueva York despiden a Ferrero
Tan aplaudido por el público como incómodo por las ampollas en los pies, el español cae (5-7, 7-6, 5-7 y 2-6) en otro duelo maratoniano
¡Qué gruñidos lanza Juan Carlos Ferrero! ¡Cómo viaja su pelota, cargada de fuerza, rebosante de potencia, hecha piedra, cemento y hierro! Así, entre resoplidos y golpeos violentos, se enfrenta el español al serbio Janko Tipsarevic, el número 20 mundial, un tenista de talento. Ocurre en los octavos del Abierto de Estados Unidos. Pasa en circunstancias impensables: cuando el español se despide de Nueva York por 5-7, 7-6, 5-7 y 2-6, nadie hubiera imaginado que estaría disputando esa ronda, en una pista principal y ante un tenista de los modernos, puro siglo XXI, porque Tipsarevic, con sus gafas futuristas, ganó el partido con reveses paralelos de láser. Pero le costó cuatro horas ganar a Ferrero, que durante todo el torneo no ha regalado ni media.
A los 31 años, el valenciano defendió la vigencia de su tenis. Sin casi entrenamientos ni partidos, Ferrero, puro timing, enseñó durante la semana mucho de lo que le hizo número uno mundial en 2003. Desde el fondo de la pista, estuvo intratable, mandando una pedrada tras otra a sus rivales. Consistente ante las dificultades, compitió con la sabiduría de los años. Tuvo fuerza, ahínco y fiereza. Le faltó, y bien que se quejó de ello, algo de saque, y que le acompañaran algo más las piernas: compitió con los pies llenos de llagas sanguinolentas, y, aun así, se movió como un chaval de 20 años.
Finalizada su aventura en Nueva York, donde los soplidos del viento anuncian la llegada de la lluvia, Ferrero volverá a estar entre los mejores tenistas del mundo. Comenzó la cita como número 105 mundial. La deja aplaudidísimo por el público, de homenaje en homenaje tras cada uno de sus encuentros, y reivindicado tras su victoria contra el francés Gael Monfils, el número siete. Eso fue Nueva York. Ahora viene 2012. Un curso para soñar con que la clasificación refleje su juego y no sus dolores.
Carla Suárez no puede con una Petkovic muy superior
La española Carla Suárez terminó su aventura en el Abierto de Estados Unidos tras sucumbir ante la alemana Andrea Petkovic, décima favorita del torneo, por 6-1 y 6-4, en 1 hora y 24 minutos de partido.
La canaria, pese a la derrota, ha firmado un gran torneo, alcanzando por primera vez los octavos de final de este Grand Slam y dejando atrás las lesiones que le han mantenido tanto tiempo alejada de las pistas, a pesar de que ha jugado todo el campeonato con unas molestias estomacales, que le han producido vómitos.
La alemana, apoyada en un gran servicio, dominó a la española con su derecha e impidió a Carla sentirse cómoda en la pista, moviéndola de lado a lado.
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