Cohete español en Lituania
Juan Carlos Navarro lanza a la selección de Scariolo hacia un triunfo demoledor (91-79) ante la anfitriona del torneo
El descomunal acelerón de Navarro, la impecable puesta en escena del equipo de Scariolo, su bofetón táctico a un rival que no vio por dónde le llegaban las oleadas de juego y de canastas de tantas y tan variadas como fueron, desnaturalizaron el pulso ante un rival que pintaba fiero como Lituania y que no tuvo otro color que el rojo español. La superioridad técnica y física, en el uno contra uno y en el juego colectivo, se puso de manifiesto con una contundencia inusitada, inesperada a tenor de cómo habían transcurrido las tres jornadas anteriores, solo suavizada en los compases finales (91-79), cuando la suerte ya estaba echada. Los lituanos apretaron los dientes entonces para salvar el honor y amortiguar un varapalo muy superior al que da a entender la diferencia final de solo una docena de puntos cuando durante varias fases del encuentro se mantuvo en torno a la treintena.
LITUANIA, 79-ESPAÑA, 91
79 - Lituania (12+24+23+20): Kaukenas (11), Kalnietis (7), Jankunas (8), Jasaitis (6) y Javtokas (7) -equipo inicial-, Delininkaitis (3), Pocius (11), Songaila (4), Valanciunas (13), Lavrinovic (3) y Jasikevicius (6).
91 - España (31+31+19+10): Pau Gasol (17), Rudy (8), Navarro (22), Calderón (12) y Marc Gasol (8) -equipo inicial-, Reyes (4), Ricky, Ibaka (15), Llull (5) y Sada.
Árbitros: Sreten Radovic (CRO), Damir Javor (SLO) y Petri Mantyla (FIN). Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada del grupo A del Eurobasket disputado en el Panevezys Arena ante unos cinco mil espectadores.
Calderón hizo polvo al base Kalnietis, desde el primer ataque, finalizado con el primer triple de una serie tremenda. Navarro desquició a Kaukenas, que en el segundo minuto ya había sumado dos faltas en un vano intento de frenar la fuerza desatada de un tipo con una determinación y una mano de muy difícil comparación. Y, además, con una fuerza mental y un descaro asombrosos. Pocos, son capaces de hacer lo que hizo solo un día después de haber tenido un día nefasto contra Reino Unido en el que solo anotó uno de sus once lanzamientos. Su respuesta: 18 puntos, con cuatro de seis en triples y cuatro asistencias en una primera parte de libro para un total, en definitiva, de 22 puntos y cuatro asistencias.
La máquina española funcionó como un torbellino. Los lituanos no encontraron un punto de inflexión de la dimensión necesaria para agarrarse al partido, ni cuando pusieron en escena a su líder Jasikevicius, ni cuando se refugiaron en una zona en defensa, ni cuando cargaron el juego sobre Songaila, ni cuando presionaron en toda la cancha. Solo su perla, Jonas Valanciunas, un pívot de 19 años, les reactivó de forma mínima en el primer cuarto, cuando ya había alcanzado España una ventaja de 15 puntos. Pero siempre fueron a remolque.
Cuando no fue Navarro, fue Calderón, cuando no Rudy Fernández. Entre todos borraron de un plumazo el borrón que acumulaba el equipo desde el inicio de la competición: su tiro exterior. Cambiaron el 22% que acumulaban en triples por un fantástico 50% ante los lituanos, con 13 aciertos, de los cuales dos los firmó Pau Gasol.
Solo una serie de triples de Pocius y Kalnietis y el turbo de Jasikevicius propulsó a Lituania en el tercer cuarto. Rebajó su desventaja a 19 puntos (59-78), kilométrica aún, pero desde luego muy inferior a los 31 que habían llegado a soportar (36-67) ante una afición que aceptó el baño con deportividad y cuyo entusiasmo y apoyo no decayó, pese a la evidencia de los hechos.
Una vez descerrajado el partido, Scariolo y su equipo solo tuvieron que modular sus esfuerzos y evitar que Lituania consiguiera una vuelta de tuerca. Era difícil. Pero tampoco imposible. Y posiblemente alguien debió recordar que también España iba en plan rodillo en el partido disputado hace un año ante Lituania en el Mundial y, sin embargo, tras acumular 18 puntos de ventaja tras 25 minutos (61-43), acabó perdiendo aquél partido por 70-73. Ya sabían cómo son capaces de gastárselas los lituanos.
Pero esta vez no corrió peligro en ningún momento el triunfo y hasta Ibaka acabó cuajando un notable partido, con 15 puntos y nueve rebotes. Funcionó todo el equipo a satisfacción a pesar de que los lituanos apretaron y apretaron hasta que lograron maquillar el correctivo. La victoria le da a España un espaldarazo indudable por la forma como la consiguió y ante quien se enfrentaba y también la clasificación matemática para la segunda fase, todavía en duda, y además contabilizando ya un triunfo, el obtenido ante Lituania.
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