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Un diésel y un 'carnicero'

Nadal, de menos a más, y Djokovic, autor de once 6-0 en 2011, avanzan por caminos opuestos

Hubo espectadores que se sintieron estafados. "¡Oye!", le gritó uno a Novak Djokovic después de verle despedir 6-0, 6-0 y 6-2 al argentino Berlocq en segunda ronda. "¡Dame tu raqueta para que me vuelva contento a casa! He pagado 100 dólares por la entrada y no has jugado ni una hora y media". La voz de ese aficionado fue el aria del solista entre el coro de seguidores que durante 2011 han sentido eso mismo. En 2010, Nole solo consiguió un 6-0. En lo que va de 2011, lleva once. Esa es una marca tremenda. En el siglo XXI, solo el mágico 2006 de Roger Federer, con 18 roscos, resiste la comparación. Rafael Nadal, que ganó en segunda ronda por 6-2, 6-2 y retirada del francés Mahut, consiguió 11 en 2008...pero a Djokovic le quedan meses para superarle. En Nueva York ya le han puesto un apodo: el carnicero. Justo lo contrario que el español: "Un diésel", que dicen en su equipo.

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"Lo ideal en estos torneos es ir de menos a más", suele explicar el español, que jugará la tercera ronda el domingo contra el argentino Nalbandian. "He mejorado algunas cosas mucho con respecto al primer partido. Intento repetir todo el tiempo los mismos puntos, repetir siempre mi estructura de juego, ir siendo más agresivo, ir ganando los puntos con la derecha, ir mejorando lo que necesito desde el primer partido... para llegar a una final no todo es un camino de rosas", cierra. El número dos camina en Nueva York por un camino opuesto al del número uno. Él es un lento pero progresivo in crescendo que busca el pico de forma en la segunda semana. Djokovic es un caníbal que todo lo devora, el mismo que ha endosado tres 6-0 en sus dos primeros partidos. De ahí el apodo. "¿Carnicería?", se ríe el serbio. "Es una expresión divertida. Contra Berlocq tuve una respuesta para cada uno de sus tiros. Intento hacer el trabajo lo más rápido posible y guardar energía para el futuro".

"A Rafael", analiza Albert Costa, el seleccionador; "creo que le falta un pelín de confianza y que no pega todo lo agresivo que debería. También, que está en ello, en el buen camino y con margen", sigue. ¿Y Djokovic? "Esa estadística de sets ganados por 6-0 refleja un salto mental, que está muy fuerte de cabeza", pondera el técnico. "Ahora es capaz de estar concentrado mucho rato". "Ha mejorado mucho eso. Se obliga a estar cada punto al ciento por ciento, o al menos a intentarlo. Así fomenta la máxima concentración. Antes se le iba la cabeza y ahora intenta estar ahí del primer punto hasta el final. También refleja otra cosa. El respeto que le tienen los rivales...y en algún caso puntual su colaboración".

Son días de colas, codazos entre los cazadores de autógrafos y atascos alrededor del Abierto de Estados Unidos. Ayer arrancó el puente festivo del Labor Day. Los espectadores, en consecuencia, agotaron las entradas para el fin de semana, esperanzados con la posibilidad de presenciar un partido como el del jueves, cuando se pusieron en pie para ovacionar a Juan Carlos Ferrero (7-6, 5-7, 6-7 y 6-4 y 6-4 sobre el francés Monfils, el número siete), quien ayer caminaba en chanclas, con las plantas de los pies teñidas de rojo sangre, doloridas, antes de medirse hoy a Granollers.

Los aficionados, sin embargo, ya saben a lo que se arriesgan: Berlocq solo ganó ocho puntos en toda la primera manga ante Nole. Mahut, el rival anoche de Nadal, sí tuvo sus frases en el diálogo del encuentro, con hasta cuatro bolas de break desaprovechadas y un montón de arriesgadas subidas a la red. Así pasan las cosas en la ciudad que nunca duerme. Djokovic va coleccionando rosas en su camino. Nadal, desbrozando espinas.

Nadal, durante el partido ante Mahut.
Nadal, durante el partido ante Mahut.DON EMMERT (AFP)

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