Cuando el talento no basta
Jugadores completos como el francés Richard Gasquet necesitan mucha consistencia mental para abrirse paso en un circuito dominado por los pegadores
Ver jugar a Richard Gasquet sigue siendo una maravilla. Tiene 25 años y es uno de los tenistas más completos del circuito profesional, pero sigue debatiéndose por hacerse un hueco entre los mejores del mundo. A pesar de que tiene probablemente el mejor revés del circuito a una mano, un golpe nada despreciable de derecha y se desenvuelve con soltura en las subidas a la red, no acaba de dar el salto. Desde que cogió la raqueta se le tildó de un niño prodigio, uno de aquellos chicos tocados por la varita mágica de algún dios desconocido que le concedió un talento innato para este deporte. A los nueve años ya era portada de la revista Tennis Magazine, francesa, y le auguraban un futuro esplendoroso. Pero a veces, con el talento no basta.
Sus batallas con Rafael Nadal en la etapa de formación fueron épicas. Y la mayoría las ganó el tenista francés, con un tenis bastante más creativo e imaginativo que el del mallorquín. Sin embargo, cuando los dos entraron en el circuito, cuando ambos acabaron su pubertad, entonces el mundo y el propio Gasquet descubrieron que con el talento no alcanza. Resultaba mucho más efectivo el trabajo mental y físico que Toni Nadal había desarrollado con su sobrino Rafael, que el portentoso tenis del francés. La primera gran muestra de esta evidencia se produjo en Roland Garros, en 2005 -el año del debut de Nadal-, cuando rompiendo todos los pronósticos, el manacorí le pegó una paliza al héroe local en la tercera ronda, que obligó al diario L'Equipe a titular: "Nadal juega contra un junior".
¿Qué estaba ocurriendo? "Muy simple", responde Manuel Orantes, campeón del Open de Estados Unidos en 1975; "que el talento no es suficiente en el contexto del tenis actual. Es un elemento fundamental, que ayuda en gran medida a ganar partidos, pero tan básico como tenerlo es poseer una preparación física altísima y una mentalidad muy fuerte". Esos tres elementos confluyeron en Roger Federer y le permitieron dominar el tenis mundial durante más de cinco años hasta la llegada de Nadal y ganar la friolera de 16 títulos del Grand Slam. "Y ahora mismo se está demostrando que Novak Djokovic y Andy Murray han necesitado cambiar sus hábitos y su actitud mental para plantar cara a Nadal y a Federer", prosigue Orantes.
Gasquet no está aún en este estadio. Ayer cayó derrotado ante un sacador como Ivo Karlovic, que le endosó 29 aces y 61 golpes ganadores. El francés pudo remontar, pero cuando dominaba el cuarto set por 4-2, cometió dos dobles faltas que le acabaron condenando. "El problema para los jugadores de talento, es que ahora la estrategia no sirve porque se juega tan rápido que no hay forma de aplicarla. La cuestión es comprobar quien tira más fuerte y quien es capaz de aguantar el ritmo y la presión durante más tiempo", reflexiona el ex campeón español. "Eso es algo que hay que trabajar ya de pequeños. Y Gasquet acusa el mismo problema que otros franceses, que juegan un gran tenis pero les falta actitud mental y física. Cualquier rival sabe que si le hace sentir el peso del partido tarde o temprano bajará la guardia".
La historia está llena de tenistas talentosos que nunca lograron sacar todo el rendimiento a su incuestionable calidad. El catalán Joan Aguilera podría hablar largo de ello. Pero también Michael Chang, campeón de Roland Garros en 1989, concluyó solo con este título grande, cuando su tenis podía llevarle muchísimo más lejos. A Gasquet no le ayudó que en 2009 fuera acusado de haberse dopado con cocaína y se le sancionara con 12 meses, reducidos luego a solo dos y medio tras alegar que se había contaminado bebiendo de un vaso de una chica que la había consumido. Pero aquello fue accidental en su evolución. Su problema seguía siendo el mismo: cambiar la mentalidad. Y solo ahora que, bajo la supervisión de Sebastian Grosjean, ha comenzado a entrenar con el italiano Ricardo Piatti, ex entrenador de Djokovic y técnico de Ljuvicic, parece dispuesto a hacerlo.
"Lo único que le falta es creer en sí mismo. Démosle tiempo de asimilar su propia personalidad", dijo Piatti, el pasado mes de abril en el Open Banc Sabadell de Barcelona. Su trabajo está dando resultados. Gasquet juega ya a un nivel que hacía años que no se le veía y que le ha permitido superar incluso a Roger Federer en Roma. Su clasificación ha saltado del 30º puesto al 13º actual. Y su progresión puede llevarle pronto a recuperar el lugar entre los mejores que anunció cuando fue el mejor junior del mundo en 2002 y cuando en 2007 alcanzó la séptima posición del ATP Tour. Ahora ya sabe que con el talento no basta.
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