Efectividad celeste
El Celta desarma con su pegada a un Murcia que acabó exhausto
Ni le sobra fútbol al Celta ni le faltan indecisiones en la zaga, pero al menos ha recuperado la pegada que la temporada pasada le llevó a liderar la categoría ante de sufrir un monumental desplome. Ayer tres fogonazos le bastaron para golear en terreno del Murcia, que salió con la codicia que se le supone a un recién ascendido, pero acabó desfondado y desanimado, superado por un equipo que supo gestionar su ventaja a base de amasar la pelota en la medular y prender la mecha de la dinamita que gasta, de los tres delanteros que alineó Paco Herrera, siempre dispuestos a la ayuda, pero sobre todo al desmarque y al remate. Jugar con ese trío, en el que se alinearon Bermejo y David para desmentir cualquier debate sobre incompatibilidad, ofrece además otro valor: fija a la zaga y al menos a un mediocentro del rival.
MURCIA, 1; CELTA, 3
Real Murcia: Alberto; Molinero, Oriol, Amaya, Óscar Sánchez; Aguilera, Richi (Cerrajería, m. 60); Sutil (isaac Jové, m. 28), Sánchez, Pedro (Niko, m. 67); y Kike. No utilizados: Javi Jiménez, Marín, Rubén e Iturra
Celta: Yoel; Hugo Mallo, J, Vila, Catalá, Bellvís; Bustos, Insa, Álex López; De Lucas (Dani Abalo, m. 77), Bermejo (Oubiña, m. 83) y David Rodríguez (Toni, m. 68). No utilizados: Sergio, Túñez, Víctor Vázquez, y Joan Tomás.
Árbitro: Prieto Iglesias: Amonestó a Óscar Sánchez, Amaya, Cerrajería, Toni, Bellvís y Oubiña.
Goles: 0-1, m. 29, David Rodríguez; 1-1, m. 30, Kike; 1-2, m. 45, De Lucas, de penalti; 1-3, m. 64, De Lucas.
Incidencias: Nueva Condomina. 8.036 espectadores, apenas un cuarto de entrada.
El Celta ganó porque golpeó con acierto, pero también porque tuvo la fortuna de hacerlo en el momento que más le podía favorecer. El penalti que transformó De Lucas en la última jugada de la primera parte lo ejemplifica. Pitó el final el árbitro y el equipo de Herrera se vio en ventaja tras 45 minutos desiguales. Había hecho lo más complicado: adelantarse sin mayores merecimientos con una conexión entre Bermejo y David en la que el delantero fichado del Xerez cayó unos metros atrás para sacar un medido pase a la espalda de la zaga. Pero el Murcia replicó de inmediato con un gol que retrata a un buen delantero, Kike. El penalti, una mano de Amaya quizás involuntaria, pero cuando menos temeraria, rescató al Celta justo cuando Herrera podía poner orden en la caseta, organizar ayudas para que Pedro no fuera una pesadilla para Hugo Mallo o arengar a los centrales, nada proclives a la fiereza.
Puede que el Celta creciera tras el receso o que el Murcia fuera a menos. Seguramente lo que ocurrió se explica en ambas direcciones. Apretó de inicio el equipo local, Kike de nuevo inquietó a Yoel, que crece poco a poco, y el lateral Óscar Sánchez también lo intentó sin éxito, pero el que marcó fue De Lucas, un golazo en un libre directo escorado con la pelota próxima a la línea de fondo. La colocó de manera precisa en el palo largo y el meta Alberto la vio pasar como una exhalación. Ahí se acabó de fundir el Murcia, que ya llegaba tarde a la presión y comenzó a ir detrás de la pelota, defecto que se acució con los movimientos de Herrera, que acabó con los tres delanteros sentados a su vera y con una prole de centrocampistas tocando en un rondo eterno, tan sólo inquieto por la mala defensa en las acciones a balón parado, también eterno defecto.
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