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Verdasco indulta a Nadal

El número dos, gris, sobrevive 7-6, 6-7 y 7-6 al madrileño y llega a cuartos de Cincinnati tras 3h37m de un tensísimo partido

Rafael Nadal jugará los cuartos de final del torneo de Cincinnati tras deshacerse 7-6, 6-7 y 7-6 de Fernando Verdasco, pero su victoria tuvo que ver más con los errores del madrileño que con sus propios méritos. El mallorquín compite con dos dedos de la mano derecha abrasados por el plato caliente de un restaurante. Las ampollas afectan a sus golpes, pero no explican ese punto de lentitud en las piernas, esos reflejos a veces congelados ni tampoco la fortaleza de su espíritu: puesto a jugar a las 11 de la mañana, un horario impropio de su alcurnia, el número dos cedió sus dos primeros saques, fue break abajo en las tres mangas, desaprovechó cuatro puntos de partido...y aún así se llevó el encuentro. A dos semanas del Abierto de Estados Unidos, donde defiende el título, aún no anda fino.

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El partido se explicó a través de Verdasco y de su juego de picos y valles, rebosante de impresionantes golpes y de fallos incomprensibles. En la primera manga, el mallorquín solo ganó uno de los primeros nueve puntos disputados con su servicio. Verdasco, sin embargo, entregó todo lo que ganaba al resto con una doble falta tras otra, propulsando una estadística impensable: hubo cuatro roturas en los primeros seis juegos del partido. Gesticulaba el madrileño. Se quejaba entre resoplidos. Se dolía de sus fallos, resumidos en un solo tiro: por delante en la muerte súbita de la primera manga, lanzó un segundo saque que si no hubiera habido red tampoco habría acabado en su sitio. Fue una terrible doble falta. Peor fue lo que le ocurrió en la segunda manga. Sacó para hacerla suya. Perdió el servicio en blanco. "¡Qué hago, joder!", dijo. La raqueta, como tantas otras veces, rebotaba por el suelo. "¡La toco perfecta y se va!" "¡Venga, hombre!", se quejaba.

Entre los aspavientos de Verdasco, las dificultades de Nadal. El campeón de Roland Garros se movió casi siempre muy por detrás de la línea de fondo. Visto que no tenía pulso para atacar, aceptó la defensa como su sino. Desde esa muralla empezó a recuperar la desventaja en el marcador, que hizo suyo desde la sabiduría que dan las victorias previas y no desde los brillos. Verdasco, a ratos tremendo, a ratos perdido, le permitió sobrevivir a un encuentro en el que estuvo muy lejos de parecerse a sí mismo. El madrileño estuvo magnífico por debajo en el marcador y timorato por encima. El viernes y tras 3h37m de encuentro ante Verdasco, Nadal se enfrentará al vencedor del Richard Gasquet-Mardy Fish. Ese encuentro le exigirá dos cosas irrenunciables: más piernas y más frescura para impulsar sus tiros.

Nadal, durante el partido contra Verdasco.
Nadal, durante el partido contra Verdasco.MARK LYONS (EFE)

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