El Villarreal se complica la vida
El Odense sorprende al conjunto de Garrido tras un error de Zapata
Falto de ambición en un primer acto insustancial y de acierto en una segunda parte con más presencia que esencia, el Villarreal, superior en casi todos los aspectos que confluyen en un terreno de juego, fue incapaz de manifestar en el marcador lo que escasamente produjo en el juego ante un rival cándido y sin nada reseñable que sorprendió al final al conjunto amarillo tras un error de Zapata al ceder en corto a Diego López y que deja la eliminatoria en el aire.
Desde unas temporadas atrás hasta la fecha, con Manuel Pellegrini en el pasado y Juan Carlos Garrido en la actualidad, el Villarreal, con ciertos matices, escasos retoques y a pesar de la significativa ausencia de Cazorla, sigue siendo el mismo. Fiel a su estilo, placentero en sus formas, intenta gobernar los partidos en cualquier circunstancia, competición, escenario o rival. La fluidez y verticalidad en las acciones de ataque resulta fundamental en el éxito del Villarreal. Cuando esto no ocurre, el conjunto amarillo se pierde en un ejercicio intrascendente, incapaz de inventar nada provechoso, de convertir en nada productivo su ortodoxo despliegue, como en diversas fases del partido ante el Odense.
ODENSE, 1; VILLARREAL, 0
ODENSE: Wessels; Rudd, Moller Christensen, Hoegh, Sorensen; Johansson, Traoré, Djemba-Djemba, Kadrii; Andreasen; y Gislason (Falk, min. 80).
VILLARREAL: Diego López; Mario, Musacchio, Zapata, Joan Oriol; Cani, Marchena (Marco Ruben, min. 85), Bruno, Borja Valero (Senna, min. 84); Rossi y Nilmar (Camuñas, min. 82).
GOL: 1-0, min. 84. Andreasen.
ÁRBITRO: Damir Skomina (ESL). Amonestó por parte del Odense a Gislason (min. 13), Hoegh (min. 49), Johansson (min. 87), mientras que por el conjunto español vieron la amarilla Musacchio (min. 13), Borja Valero
(min. 32), Joan Oriol (min. 54), Bruno Soriano (min. 71).
ESTADIO: Odense Stadion.
De inicio, nada sorprendió en la puesta en escena de ambos cuadros. Sabedor de sus limitaciones ante un rival de más empaque y calidad, el Odense, tal vez con demasiada edad en sus piernas, pero con más rodaje, se encerró en su parcela a la espera del Villarreal, cuyo centro del campo se mostró en principio falto de tacto. Borja Valero y Cani, los encargados de hacer llegar el esférico al área contraria, apenas se ofrecían, demasiado distanciados el uno del otro, mientras Bruno y Marchena se aplicaban más en la contención. Con escaso vuelo en la élite, Oriol y Mario, los laterales que dos temporadas atrás despuntaban en el filial, apenas profundizaban por los costados. Todo resultaba muy previsible para el equipo de Garrido, incapaz de hacer notar su supuesta hegemonía.
El Odense, solamente superior en centímetros y kilos, se encontró cómodo con la situación generada gracias a su planteamiento conservador y la escasa finura del Villarreal. El conjunto danés pasó de contener al rival a interceptar su banal juego y hasta a asomar la cabeza por las cercanías de Diego López. De manera sencilla y ruda, con balones colgados al área desde los laterales y en jugadas a balón parado, el Odense asustó al grupo castellonense, históricamente frágil en las acciones aéreas, faceta mejorada en principio con la llegada del colombiano Zapata, un central de envergadura, rápido en el cruce y tácticamente organizado. Paradójicamente, el Odense también padecía en los saques de esquina en su contra. De tres dispuso el Villarreal en el primer acto y en todos ellos estuvo a punto de adelantarse en el marcador. Fue el resultado de la aparición de Nilmar y, sobre todo, de Rossi. Ante los escasos balones que le llegaban, el italo-estadounidense decidió ir en busca de su estímulo. Y ahí el Odense comenzó a asustarse ante un par de remates que casi se convirtieron en goles.
Entendió el Villarreal que debía dar un paso adelante, ser más intenso, vertical y veloz en sus acciones ante el Odense, que fue perdiendo decibelios. Para lo bueno y lo malo, lo que sucediera en el terreno de juego dependía del equipo de Garrido. En 60 minutos de juego los porteros no habían tenido la oportunidad de intervenir, si bien el Villarreal amagaba cada vez con más frecuencia. Sin embargo, Diego López fue el primero en intervenir tras un disparo lejano de Traoré que desvío en un gran escorzo. De inmediato, Nilmar, en un gran eslalon, se plantó ante Wessels y no pudo superarle. El Villarreal, ahora sí, con más ambición, se lanzó a por la victoria ante la simplicidad de un equipo típicamente nórdico. Se quedó en el casi y con el golpe final del Odense, que le complica la existencia.
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