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Reportaje:

Un Apache siempre en rebeldía

Tévez, que ya forzó su salida del Corinthians y el Manchester United, regresa a regañadientes a los entrenamientos del City

Muy serio, con cierto aire de nostalgia y envuelto en un jersey de corte deportivo gris, como el cielo plomizo de Manchester. Así llegaba el argentino Carlos Tévez a la ciudad deportiva de Carrington, en donde se ha reincorporado a los entrenamientos del Manchester City pese a su deseo, que ya hizo público el pasado mes de julio,de abandonar el club inglés y poder estar más cerca de Katie y Florencia, sus hijas. Ni tan siquiera la fotografía que ilustra la noticia de su regreso en la web de los citizen, en la que posa ya de corto, con la equipación de entrenamiento del City, puede disimilar la desazón que recorre el cuerpo del Apache, hastiado de la lluvia y la rigidez británicas, ofuscado por sus extremas dificultades para expresarse en inglés y con el firme objetivo de hacer las maletas rumbo a otro club que le ofrezca acomodo.

"Cuando termine mi contrato, a Manchester no vuelvo ni de vacaciones", manifestó el último pichichi de la Premier, junto a Dimitar Berbatov, con 21 dianas, poco antes de poner rumbo a la Copa América en junio; "no hay nada para hacer allí y sigo hablando muy mal el inglés. Me cansa la fama. Uno sube muy arriba, se cree que es Dios y lastima a mucha gente que quiere. Hice sufrir mucho a mis hijas [desde hace un tiempo en Buenos Aires, junto a su madre]. Me he equivocado muchas veces", admitió Tévez, de 27 años, tras cuya estela ha estado este verano el Corinthians, incapaz de satisfacer las pretensiones económicas del Manchester City y confiado en que la labor de desgaste del futbolista surtiese efecto.

No le salió bien la jugada al club brasileño, en el que ya militó Tévez durante la campaña 2005/2006 y con el que consiguió alzar el brasileirao tras rubricar 20 goles. Poco parece importarle a Tévez el incidente que, hace cinco años, le condujo a abandonar Brasil y desembarcar en Inglaterra cuando un grupo de fanáticos la emprendió a patadas contra su coche, a la salida de un partido, con su esposa y sus hijas, atemorizadas, en el interior del vehículo. Antes se había encarado con ellos, a pie de césped, haciendo callar a la grada. "Hay que tener respeto. Si me continúan ofendiendo me voy", se quejó; "tengo ofertas de muchos equipos". Dicho y hecho. Solicitó su salida inmediata del club y el West Ham londinense fue su destino. Una parada efímera, fugaz, pero suficiente para que el Apache dejase huella y salvase al equipo, inmerso en los puestos de descenso, con una exhibición final el Old Trafford, en donde encandiló a los supporters.

Tomó nota Alex Ferguson, que reclutó al argentino pero que después de dos años le mostró la puerta de salida para depurar el vestuario de estrellas. Intentó recular el preparador, consciente del cariño de la hinchada hacia el jugador, y recibió la negativa del Apache. Dolido con el escocés, abandonó finalmente el Manchester United para frustración de sus seguidores, que veían en su garra, sus goles y su aspecto guerrero un revulsivo perfecto para el equipo. Pese a su escasa adaptación al clima y la permanente bruma que cubre la ciudad, apenas cambió de orilla y fichó por el City. En el club citizen, con el que el pasado mes de mayo conquistó la FA Cup y rompió una sequía de 35 años sin levantar títulos, se ha convertido en todo un ídolo, en el capitán.

En cualquier caso, considera que su ciclo allí ha terminado y ni siquiera regresó a tiempo para disputar la Community Shield ante el Mufc, que doblegó a su equipo en Wembley. Bien lo sabe su técnico, Roberto Mancini, que no puso excesivas pegas a que el jugador prolongase sus vacaciones después de disputar la Copa América en Argentina, donde aterrizó después de mantener un pulso con el por entonces seleccionador, Sergio Batista, que priorizaba la presencia de Messi e Higuaín en la punta de ataque. Ahora, el origen de su insatisfacción tiene dos nombres propios, los de sus hijas: "Necesito un lugar en el que puedan adaptarse", afirmó el argentino, que si por él dependiera, volvería con los ojos cerrados a su barrio de origen, el Ejército de los Andes, más conocido como Fuerte Apache dada su peligrosidad. Hoy día, Katie y Florencia tienen la llave de su futuro, cada día más lejos de Manchester.

Carlos Tévez llega en coche a la ciudad deportiva del Manchester City.
Carlos Tévez llega en coche a la ciudad deportiva del Manchester City.DAVE THOMPSON (AP)

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