Un mago en el banquillo
Juan Ignacio Martínez, nuevo técnico del Levante, realiza algún truco antes de los partidos para destensar a los futbolistas
Quico Catalán, el presidente del Levante, lo dejó claro desde el primer día: "Hemos fichado a un chico normal". El club valenciano ha optado por un mochilero del fútbol, Juan Ignacio Martínez (Rabasa, Alicante; 1964), que se estrena en Primera División tras una vida en las categorías inferiores: en Tercera con Alicante, Orihuela y Torrevieja, luego en el Cartagena en Segunda B, de ahí al Alcoyano y, finalmente en Segunda, dirigió al Salamanca, al Albacete y de nuevo al Cartagena. Con Martínez, que antes de desembarcar en la categoría de plata compaginaba su vocación con la de comercial -desde seguros hasta material escolar-, los granotas quieren seguir la misma línea trazada por Luis García, ahora técnico del Getafe; humildad, trabajo y ningún protagonismo fuera del campo. Aunque Juan Ignacio tiene una parte de mago.
Las comparaciones con Luis García son obligatorias. Comenzaron la carrera en tierras alicantinas y se estrenan en Primera al frente del Levante. "Sé que Luis dejó el listón altísimo, pero no tengo miedo", aclaró Juan Ignacio, también apodado Jim [por las siglas], el día de su presentación. Aunque en lo futbolístico hay muchas diferencias: García cimentó la buena temporada en Primera sobre una defensa sólida, contragolpes letales y las jugadas a balón parado; y Martínez es, sin embargo, un profeta de la posesión y del juego coral. "Lo que ha funcionado no lo vamos a tocar. Pero hay que añadir el detalle del buen trato con el balón", advirtió.
"A él no le gustan los pelotazos, los aficionados del Levante tienen suerte", opina Víctor, delantero del Cartagena que le tuvo como entrenador la pasada temporada; "trabaja mucho con el balón y las diferentes maneras para salir desde atrás jugando la pelota". El aspecto técnico no es lo único que queda del trabajo de Martínez en tierras murcianas. "Es una persona alegre, al que le gusta relacionarse, salir con los jugadores para conocerlos mejor", revela Víctor.
El aspecto lúdico de la personalidad de Martínez emerge escarbando hacia atrás en su carrera profesional. Así lo recuerda Toti, media punta del Salamanca: "Lo tuve hace cuatro años y lo echo de menos. Era divertido, dicharachero, manejaba el grupo con alegría, se curraba los vídeos antes y después del partido añadiendo siempre algún detalle gracioso". El buen rollo instaurado ayudó a aupar al los charros hasta la séptima posición, el mejor resultado de los últimos siete años para el Salamanca. En el campo, la receta era la misma que la de hoy: "Nos hacía presionar muy arriba en cualquier momento del partido", recuerda Toti. El futbolista tiene una anécdota especial: "Siempre, antes del partido, nos reunía para ver el césped y, una vez allí, con un imán en el bolsillo, nos decía: 'Estoy tan convencido de que vamos a ganar que mirad lo que consigo hacer', y dejaba que su llave quedara suspendida fuera de los pantalones. Era una tontería, pero nos quitaba tensión y nos relajaba antes del partido". Sencillez y magia.
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