El caro progreso de Luis García

Luis García (Madrid, 1972) no despuntó como futbolista y, sin embargo, está consiguiendo destacar en el fútbol. El nuevo entrenador del Getafe jugó en el filial del Atlético y luego pasó por el Yeclano, el Talavera y el Benidorm. Se retiró tras sufrir una grave lesión en el menisco. Como técnico, comenzó en el Altea y luego se fue al Elche y al Villarreal B. El éxito comenzó a llegar hace dos temporadas, cuando logró subir al Levante a Primera. La campaña pasada, tras una segunda vuelta en la que el conjunto granota llegó hasta a soñar con Europa, sumó 45 puntos y consiguió la salvación del equipo una jornada antes del final.

A pesar de todo, él se quita méritos. "Se da demasiada importancia a los entrenadores. Somos conductores de grupo con unas pautas de comportamiento. Lo principal son los futbolistas", afirmaba hace unos meses en una entrevista a EL PAÍS. Su constante progresión le ha costado caro. Este año, ha tenido que abonar un millón de euros de su bolsillo para irse al Getafe, que era la cláusula de rescisión que marcaba su contrato con el Levante. También tuvo que pagar en 2006, cuando dejó el Villarreal B y se fue al Elche, y en 2008, cuando cambió el Benidorm por el Levante. En el club azulón ha firmado por tres años y vuelve a tener la misma cláusula. Él, sin embargo, aseguró en su presentación que espera estar más de tres temporadas en Getafe, adonde llega con su filosofía bien clara: "Prefiero perder algún partido que pueda empatar y ganar algún otro que pueda empatar".

Ahora regresa a la ciudad en la que nació y volverá, 14 años después, a vivir cerca de sus padres y del Vicente Calderón, el estadio de su equipo, el Atlético: "Estuve ocho años allí. Iba a verlo con mi padre. Lo he sufrido, lo he disfrutado. Es un equipo que, como el Levante, te marca". Su ídolo es, de hecho, Luis Aragonés. "Me iba corriendo a verlo entrenar al Atlético en el colegio Amorós, donde yo estudiaba Primero de Bachillerato. Es importante ver cómo se ha adaptado a las tendencias. Mi otro referente es Rafa Benítez, el primero que llegó a la élite sin ser un jugador famoso", reconoce. Él también lo ha conseguido.