El escándalo de las apuestas salpica a la 'Serie A'
La fiscalía investiga tres partidos del Nápoles, y el Gobierno convoca a los responsables deportivos.
Difícil saber dónde acabará el último escándalo del fútbol italiano. La investigación de la fiscalía de Cremona sobre las apuestas y amaños de partidos sigue creciendo. Afecta ya a 30 exjugadores, futbolistas en activo y directivos. Las primeras declaraciones judiciales de algunos de los 16 imputados han involucrado a profesionales y equipos de Primera División. Fiorentina-Roma (2-2), Lecce-Cagliari (3-3) y Genoa-Cagliari (4-2) están bajo sospecha. Según los testigos, la red de apostadores ilegal sabía que serían partidos over, es decir que acabarían con más de tres goles.
A la vista de la gravedad del asunto, el ministro del Interior, Roberto Maroni, ha convocado para el viernes una reunión con el presidente del Comité Olímpico (CONI) y el presidente de la Federación de Fútbol. Con el paso de los días, la impresión es que de momento ha emergido una pequeña parte de un negocio gigantesco, que mueve dinero suficiente como para tentar a cualquiera.
El mercado estatal de las apuestas deportivas facturó en Italia más de 4.500 millones de euros en 2010, según datos del organismo regulador, la Administración Autónoma de los Monopolios del Estado (AAMS). Pero a eso habría que añadir el dinero que los italianos se juegan en las casas de apuestas internacionales.
En Italia, el tipo de apuesta que más creció esta temporada fue la modalidad en directo, que permite apostar sobre la marcha, mientras el partido está en juego, y que resulta especialmente rentable cuando hay remontadas inesperadas. La AAMS dijo ayer que ha revisado los flujos de combinaciones en la Serie A y que solo hubo movimientos extraños en algunos partidos del Inter.
Los datos de 2011 revelan que la región de Lombardía es la segunda del país donde más se juega: 148 millones entre enero y abril. Y que la primera es Campania, con 219 millones en el mismo periodo. De hecho, los fiscales de Nápoles, los mismos que destaparon el escándalo de la compraventa de árbitros conocido como Calciopolis y que mandó a la Juventus a Segunda División, están indagando tres partidos jugados por el Nápoles en la última temporada. El fiscal Giandomenico Lepore ha dicho que, según su información, "el Nápoles no está de momento implicado". Pero ha añadido que "desde que existen las apuestas, el crimen organizado, que tiene buen olfato, ha intentado explotar ese negocio". Lepore ha concluido: "Estamos solo al principio de la investigación, pero pienso que descubriremos muchas cosas".
Entre otros indicios que maneja la magistratura, está la visita de Mario Balotelli al barrio de Scampia, el año pasado acompañado por dos capos camorristas, y unas fotos tomadas durante un Nápoles-Parma, que acabó con una inesperada remontada de los visitantes (2-3), en las que se ve a un hombre al borde del campo detrás de una de las porterías que no debería estar allí. Se trata de Antonio Lo Russo, hijo de Salvatore Lo Russo, un conocido capo de la Camorra.
Beppe Signori, el ex delantero del Lazio y de la selección nacional, ha declarado hoy durante una hora ante los magistrados de Cremona que dirigen la investigación madre. Sus abogados, que han solicitado que le sea revocado el arresto domiciliario, han dicho que Signori ha contado al juez que le ofrecieron participar en el amaño del Inter-Lecce pero que se negó. Ayer fue el turno del dentista Marco Pirani, otro de los 16 imputados, que habló durante siete horas y podría ser enviado a la cárcel si el juez de instrucción acepta la petición del fiscal. Según su relato y el del estanquero Massimo Erodiani, también acusado, el grupo manejaba incluso una lista de precios fijos. Amañar un partido de primera costaba 300.000, uno de segunda 120.000 y uno de tercera, 50.000.
Como suele suceder con este tipo de escándalos colectivos, con 50.000 llamadas de teléfono interceptadas y muchos implicados, las sospechas caen sobre profesionales que quizá sean del todo inocentes. Todos los diarios publican hoy los nombres de Francesco Totti, capitán del Roma, y de Bobo Vieri, ex del Inter y Atlético de Madrid, porque ambos aparecen citados en interceptaciones telefónicas. Los dos han negado cualquier vinculación con la red.
El portero Gianluigi Buffon ha utilizado una metáfora dura para criticar la aparición de nombres famosos en el proceso mediático: "Estamos otra vez en la Italia de Piazzale Loreto", ha dicho, rememorando la ejecución pública de Benito Mussoliini y de su amante Chiara Petacci en Milán. Según Buffon, algunos jugadores "son retratados como unos golfos, porque quien vende un partido y apuesta es un golfo y debe ser expulsado para siempre, pero me parece que personas así no hay todavía ni una, así que vayamos despacio. Creo que algunos quieren hacer salir nombres que no tienen nada que ver, y eso es jugar con la piel y la dignidad de las personas".
El técnico azzurro, Cesare Prandelli, ha pedido que se deje trabajar con calma a la justicia y que se manejen con prudencia las declaraciones de los imputados. "Vivimos en un mundo de fanfarrones. Ya he dicho que los jugadores deben asumir su responsabilidad y todos debemos decir basta a la omertà (la ley del silencio). Pero me parece que en esta historia hay gente que habla y presume de cosas que son mucho más grandes que ellos para disminuir así su responsabilidad".
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