Fognini es como El Cid

Con una pierna vendada, quieto como un espantapájaros, el italiano Fabio Fognini elimina en 4h22m a Albert Montañés, que se queda sin llegar a cuartos de final de Roland Garros tras desaprovechar cinco puntos de partido. Fue un 4-6, 6-3, 3-6, 6-3 y 11-9 en octavos de final, pero debió ser otro el resultado. El español gestionó lamentablemente mal el esprint final del partido: tuvo break de ventaja en el cuarto set, cinco puntos de partido en el quinto y nunca compitió con inteligencia esos peloteos decisivos. Lejos de intentar una dejada, cambiar el ritmo, mover al rival, tiró una y otra vez al centro, como asustado por la oportunidad de la que disfrutaba, y acabó entregando la cuchara ante un contrario de gran talento, capaz de producir tiros llameantes con los pies juntos. Fognini fue como El Cid, un hombre capaz de ganar una batalla después de muerto.

Con 6-7 y 15-30 en el parcial decisivo, el italiano, un show constante durante el encuentro, pidió la atención del fisioterapeuta, adujo ante el juez de silla un dolor que ponía en peligro su integridad física, y paró el partido. Estaba seco. Frito. Machacado por continuas faltas de pie en el saque, que le iban costando un punto tras otro en forma de doble falta. Montañés, apoyado en la red, no daba crédito a la escena. A él le sobraban energías. Los silbidos del público acompañaban al italiano, que jugaba diciendo "¡No puedo!, ¡No puedo!" cuando ya han pasado las cuatro horas de partido. Debe ser cierto que es complicado jugar contra un cojo: Montañés, desconcertado, tiró por la borda su bien ganada fama de rey de la quinta manga, que hasta hoy solo le había visto perder un partido en toda su carrera.

A los 30 años, es difícil que el tenista de Sant Carles de la Rapita vuelva a disfrutar de una oportunidad semejante para llegar a los cuartos de Roland Garros. Su carrera merecía ese éxito. La intransigencia frente a la derrota de Fognini, lo mismo. El italiano, el número 49 del mundo, sufre del mismo mal que la mayoría de tenistas talentosos. Sus múltiples opciones son una tentación constante. Carece de orden. Ahora, en cuartos, le espera el vencedor del Novak Djokovic-Richard Gasquet. Una faena de altura, prácticamente imposible para un hombre lesionado. Una nueva oportunidad, sin embargo, de ver al mejor Fognini.