"Hubo momentos que no éramos personas"
La crisis económica del Rayo ha sido una losa que podía llevar al suicidio laboral, pero gracias a la afición del Rayo, "te animas y sigues". Así lo entiende José Ramón Sandoval (Madrid; 1968), técnico rayista. Casado, padre de tres hijas, con sus ojos azules enmarcados por unas cejas espesas, cuenta su vida recurriendo a anécdotas, recordando su juventud en pequeños clubes del extrarradio madrileño, siempre con sus tres hermanos presentes. El mayor de ellos fue torero; otro, Mario Sandoval, es un conocido cocinero; y él también está a punto de acrecentar su popularidad, después de haber guiado al Rayo a Primera.
Pregunta. El año pasado entrenaba en Tercera. Ahora estrechará la mano a Guardiola y Mourinho. ¿Cómo se asume?
Respuesta. Con humildad. A mí me va a tocar remar mucho por no haber sido jugador profesional. Empecé en la escuela de fútbol de Carabanchel y luego en Fuenlabrada, en la escuela Rayo 13, de donde salió Fernando Torres. Cada día inflando balones a bomba; eso explica la magia del fútbol.
P. ¿Intentó ser futbolista?
R. Sí, estaba en Tercera con el Cienpozuelos cuando me lesioné la rodilla y tuve que dejarlo -enseña una larga cicatriz en la pierna izquierda-. Pero el fútbol era mi vida y empecé a entrenar. Me contrató el Parla con 26 años para ascender a Tercera. Lo conseguimos y el año siguiente íbamos segundos cuando el presidente despidió a ocho jugadores por motivos económicos. Otra vez con problemas económicos...
P. Una premonición de lo que pasó este año...
R. Tenemos para contar un libro. Ha sido un maratón de 42 jornadas. Hasta nos dejaron sin agua. Sin embargo, conseguimos llegar a Primera gracias a la afición.
P. ¿Los problemas les han ayudado a sacar una rabia que no creían poseer?
R. Lo que me da rabia es escuchar esto. Si todo hubiese ido bien, el Rayo estaría en Primera División desde hace varias jornadas. Hubo momentos que no éramos personas, que tenías que irte del entrenamiento para arreglar tus cosas. Esto merma tu preparación. Algunas familias, incluso, tuvieron que volver a su ciudad de origen. Hay gente joven que aún no tiene unos ahorros y no les llegaba ni para gastos.
P. ¿Es verdad que empezó a acudir a los entrenamientos en bicicleta?
R. Sí, pero más por mi salud. ¡Hombre, si no tuviera ni para gasolina, me retiraría en el negocio familiar y punto pelota!
P. ¿Qué coche tiene?
R. Un Porsche Cayenne, pero fruto del trabajo de mi familia; el restaurante con una estrella Michelín. Decidimos comprarnos el mismo coche los cuatro hermanos.
P. ¿Con quién hablaba de la familia Ruiz-Mateos?
R. Hablaba con el padre, me decía que era heroico lo que estábamos haciendo. Pero no basta con que te digan "que guapo eres", llega el momento que hay que comer.
P. Cuando la presidenta dijo que parecía que no querían subir [tras perder 4-1 en Huesca] ¿cómo le sentó?
R. Me cabreé mucho. No cumplían contigo y encima te acusaban. Con los jugadores llorando por esa derrota... Fui a casa de Ruiz-Mateos a exigir a que pidieran una disculpa. Y lo hicieron. Pensaba presentar mi dimisión.
P. ¿Qué tal ahora con el nuevo dueño, Raúl Martín?
R. No quiero juzgarlo antes del tiempo. Pero es un chaval joven, de 34 años, con una ilusión tremenda y que se hizo cargo de la deuda del club. Este gesto ya lo engrandece. Y tiene un equipo sensacional.
P. Quizá Armenteros ha sido una de las claves, con 20 goles. Su registro hasta ahora se quedaba en siete...
R. Porque ha trabajado en equipo y el equipo ha trabajado para él. Aquí no resalta nadie. Si no, ¡cojamos una raqueta, juguemos al tenis y que gane el mejor!
P. ¿No resalta Movilla?
R. Movilla me ha enseñado mucho porque se preocupa por cualquier detalle; y a Movilla le ha sorprendido Sandoval. Cuando un hombre de 36 años te dice: "Mister voy a estar al 100% porque quiero que mi hijo me vea jugar en Primera", no hay duda que va a darlo todo. Es un referente, como Míchel.
P. Pero a Míchel le quitó la titularidad.
R. Los nombres no juegan, el carné de identidad con Sandoval no existe. Míchel ha sido un profesional de los pies a la cabeza y de suplente ha dado muchos puntos a este equipo. He recibido muchas críticas por muchas cosas. Nadie daba un duro por el novato de la categoría. "Iba a pegar un patinazo", decían, y bueno...
P. ¿Se pone límites?
P. En un año me ha pasado lo que le pasa a un entrenador en 10. A partir de ahora habrá un antes y un después en la vida de Sandoval. Pero no tengo obsesión por entrenar al Madrid o al Barça, quiero un equipo con sentimiento y si es el Rayo, mejor que mejor. El Athletic, el Atlético, Osasuna, el Sporting... donde se sienta el calor de la gente.
P. ¿Nunca pensó que se quedaría a mitad de camino?
R. Nunca. Si pienso eso me voy. Si dejo de creer, soy el tío más inútil de la vida.
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