La sombra de Del Potro es alargada

Mientras las calles del bello Bois de Boulogne hierven de actividad, rodeados los principescos jardines y sus mansiones de operarios y furgonetas que van y vienen, Roland Garros, por unos días el epicentro del gran bosque del distrito 16, celebra un sorteo que puede deparar un susto de muerte.

Así quedan las cosas después de que Rafael Nadal, el campeón defensor, apadrine ante las autoridades la tirada de los dados. El español debutará contra el estadounidense John Isner, el número 39, un gigantón de 2,06m que el año pasado ganó el partido más largo de la historia en Wimbledon (venció al francés Mahut 70-68 en la quinta manga y tras 11h5m repartidas en tres días). El suizo Roger Federer arrancará contra Feliciano López, que hoy se movía por el club de París recordando cómo perdió en Madrid, hace tres semanas, tras ir mandando 5-2 sobre el número tres en el desempate de la tercera manga. Y el serbio Novak Djokovic, invicto con sus 37 victorias consecutivas de 2011, empieza contra el talentoso holandés De Bakker.

¿Es de eso de lo que hablan en esta tarde nublada en el vestuario? ¿Son esos los partidos que requieren la atención de los tenistas mientras hacen la tertulia en el restaurante y alrededor de sus platos de pasta blanca? ¿Son los posibles cruces de cuartos, Nadal-Soderling, Federer-Ferrer, Djokovic-Berdych o Melzer-Murray los que llenan las conversaciones? No. Juan Martín del Potro es el hombre que sale a relucir en todos los intercambios.

El argentino arrancó el curso más allá del número 480. Hoy es el número 27. Solo ha jugado dos torneos de tierra desde que llegó a semifinales de Roland Garros, en 2009, sumando una victoria (Estoril 2011) y unos cuartos de final (Madrid 2011). Suya es una cabeza privilegiada, fuerte ante las dificultades. Suyo un juego brutal y desarmante, endemoniado sin importar quién esté enfrente. Suyo es un físico entre algodones, que le obligó a la retirada en Madrid, y la firma de la amenaza potencial más grande de la primera semana, para la que el sorteo del cuadro ha reservado un buen número de quiebros, partidos durísimos y, probablemente, sorpresas. Del Potro debuta contra el croata Karlovic. Luego, la conversación que anima el vestuario: en tercera ronda, si se impone la lógica del ránking, lo que no ocurre siempre, se enfrentaría a Djokovic. Cuidado.