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Djokovic, el ciclón que no se detiene

Al serbio, que cuenta 37 encuentros seguidos como victorias, le basta llegar a la final para arrebatarle el número uno a Nadal

Arranca el Roland Garros, el grande sobre arcilla, el territorio de Nadal hasta que a Djokovic le ha dado por ganarlo todo. El serbio, con un tenis sublime, de golpes definitivos e infalibles, contabiliza 37 triunfos consecutivos en esta temporada -aún no ha perdido- y acecha a Nadal, a su número uno. Pero también es una oportunidad para Federer, tranquilo porque ya tiene este torneo en el zurrón (2009), para Del Potro, en una ascensión meteórica hasta que volvió a lesionarse... Estos son los favoritos:

Novak Djokovic. Todo indica que el número dos dejará París coronado como el mejor del mundo. Llegar a la final le asegura ser el número uno, incluso si Rafael Nadal gana el título. La meta, sin embargo, parece caza menor para un tenista con su impecable trayectoria de 2011 (37 partidos ganados y ninguno perdido). El serbio, brillantísimo en los tiros, ha ganado cuatro finales seguidas al español, dos sobre tierra. En esos dos partidos sobre arcilla, además, Nole vivió siempre por encima del mallorquín, insensible a las momentáneas apreturas del marcador o a los arreones del número uno. Tiene ganado sobradamente el respeto de los rivales. Juega con los ojos cerrados, limpiando una línea tras otra. Compensa el castigo que llevan sus piernas con su inmaculada lista de triunfos. El objetivo es el título. Es el gran favorito.

Rafael Nadal. Por primera vez en su carrera, el español llega a París sin ser el hombre a derribar, el único candidato, el tenista que debe responder a miles de preguntas solo por haber perdido un juego. Ese papel corresponde ahora al invencible Djokovic, que concentrará la mayoría de focos. El mallorquín, un amante de los retos, seguramente convertirá esa circunstancia en un acicate para la mejora. Es el único tenista de la elite capaz de digerir cualquier papel, sea el de favorito o el de candidato. Le avalan cinco títulos de Roland Garros, un lustro de dominio apabullante sobre arcilla y una capacidad de superación única. Su curso sobre tierra, con dos títulos y dos finales, ha sido brillante. Una cosa es segura: gane o pierda, París verá al mejor Nadal, espoleado por su escenario favorito y un rival, el serbio, que le exigirá lo mejor de sí mismo. El campeón, un tenista en plenitud, defiende su corona.

Roger Federer. El suizo, quizás el mejor tenista de todos los tiempos, se enfrenta en París al grande que más difícil tiene ganar. La central, que le ha visto jugar cuatro finales y ganar una, exige trabajo y sufrimiento. El piso no favorece los tiros definitivos. Y su gira de tierra de 2011 no ha dejado ningún resultado a la altura de su genio. Federer, sin embargo, siempre es favorito, se juegue donde se juegue. Las cinco mangas serán siempre un respiro para un tenista con sus infinitos recursos. Demostrar que puede ganar el torneo venciendo a Nadal, una espuela en el ánimo. Liberado de la presión de conquistar una corona que se le resistió hasta 2009, Federer será todo un peligro.

Robin Soderling. Un año más, el tenista sueco llega a la gran cita de la gira de tierra sin un gran resultado sobre la superficie. En parecidas circunstancias logró alcanzar la final de Roland Garros en las dos últimas temporadas, tras derribar a Rafael Nadal (2009) y Roger Federer (2010). El número cinco depende más que ninguno de los favoritos de las circunstancias de juego. Con el cielo encapotado y la pista pesada y lenta, causa estragos. Así es dificilísimo moverle, y si Soderling golpea parado no concede respiro. Si, por el contrario, luce el sol y la pista está rápida, es más fácil moverle y hacerle daño. En las dos circunstancias, sin embargo, el sueco se ha ganado un puesto entre los favoritos. Dos finales seguidas no son fruto de un día de suerte.

Andy Murray. El británico no pasa por ser un especialista en polvo de ladrillo, pero los resultados previos le avalan. Murray alcanzó las semifinales en Montecarlo y Roma, donde se inclinó ante los dos mejores tenistas del momento, Nadal y Djokovic, tras ganar un set en ambos casos. Mucho de su caminar en París, su peor grande en cuanto a resultados (nunca ha llegado a semifinales), dependerá de su convencimiento. Su esquema de juego se adapta perfectamente a la superficie. Tiene gran facilidad de movimiento, defiende como pocos y su lectura táctica es privilegiada. A eso le añade ahora una derecha mucho más fiable, tras su trabajo con Alex Corretja. En su cabeza y sus ganas de sufrir estará su límite.

Juan Martín Del Potro. El argentino no disputó los cuartos de final del torneo de Madrid y se perdió el de Roma por una lesión. Llega a París sin ritmo competitivo, alejado todavía de los mejores y sin la presión de las expectativas. Su historial, su orgullo y su capacidad le hacen siempre temible. El ganador del Abierto de Estados Unidos 2009 también sabe lo que es jugar unas semifinales de Roland Garros. Pega fuerte. Tiene un saque supersónico. Es un cabeza dura. Dará más de un susto. Ninguno de los otros favoritos querrá tenerle enfrente.

El tenista serbio Novak Djokovic durante el Abierto de Australia 2011, del que fue el ganador.
El tenista serbio Novak Djokovic durante el Abierto de Australia 2011, del que fue el ganador.AFP
Rafa Nadal, número uno del mundo y vigente campeón del Roland Garros.
Rafa Nadal, número uno del mundo y vigente campeón del Roland Garros.GETTY
El suizo Roger Federer. Ganó el Roland Garros en 2009.
El suizo Roger Federer. Ganó el Roland Garros en 2009.REUTERS

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