El triunfo incompleto de Villas-Boas

No es habitual ver a un técnico, y más después de haber conquistado un título, pedir perdón. Por eso, anoche, el preparador del Oporto, André Villas-Boas, rompió todos los esquemas cuando al comparecer ante los medios de comunicación presentes en la sala de prensa del Dublín Arena, se disculpó por la escasa propuesta que ofreció su equipo en la final de la Liga Europa ante el Braga, en la que los dragones se impusieron gracias a un solitario gol de Falcao. "Estoy un poco triste porque deberíamos haber ofrecido un espectáculo mejor", reconoció.

El entrenador portugués, de 33 años, alzó su primer cetro europeo y puede sellar una temporada de ensueño, después de conquistar la Liga sin perder un solo partido, si el Vitoria de Guimaraes no consigue frenarle en la final de la Copa que disputará el Oporto el próximo día 22. Hombre de retos, Villas-Boas no se conforma con engrosar las vitrinas de Do Dragão. "Es un éxito enorme, pero de lo único que podemos arrepentirnos es de que el espectáculo no ha estado a la altura del fútbol portugués. A los dos equipos nos pesó mucho la final", incidió.

Alumno de Sir Bobby Robson, para el que trabajó como observador cuando tenía solo 16 años, recordó al inglés en la rueda de prensa y también hizo un guiño a su mentor, José Mourinho, con el que coincidió en el Oporto y para el que elaboraba informes de los equipos rivales cuando el actual entrenador del Madrid le reclutó en 2002. "Dedico este triunfo a mi cuerpo técnico, a los jugadores y a la afición, pero también quiero darle las gracias a Mourinho, a Robson y a Josep Guardiola", señaló.

Especialmente llamativa fue la mención al técnico azulgrana. "Pep es una inspiración para mí por su metodología futbolística y por la manera en que su equipo juega al fútbol". Alejado de la teoría de Mourinho, recurrente en sus críticas hacia el banquillo del Camp Nou, aseguró que el catalán "es una persona muy importante para el fútbol porque respeta este deporte", recalcó.

Ataviado con un traje oscuro, camisa blanca y ya sin la corbata celeste que lució durante el choque, siguió los mismos parámetros que emplea el preparador del Barça en su discurso y concedió el mérito de sus triunfos a sus futbolistas. "Yo soy solo una pieza más, los jugadores son los verdaderamente decisivos en el fútbol moderno. El trabajo del entrenador puede darte ciertos resultados, pero sino no tienes jugadores no superas los obstáculos", concluyó.