Seve y el match play, una historia de amor
El cántabro ganó cinco veces el Mundial, su "formato favorito de golf"
El match play y Seve Ballesteros van de la mano. Si la concesión ayer de la Copa Ryder de 2018 a París, una sede a la que optaba también Madrid, dejó un poso de tristeza en el golf español, al menos este torneo en Málaga servirá de homenaje al campeón cántabro al reunir en España a lo mejor del golf europeo y al disputarse en una modalidad que Seve adoraba. El Match Play se mudó en 2009 a Málaga desde Wentworth, donde se había disputado desde 1964 y donde Seve ganó en cinco ocasiones (1981, 1982, 1984, 1985 y 1991), la misma marca que Gary Player y solo por detrás de los siete triunfos de Ernie Els. Málaga es pues la primera sede en tierras no británicas.
Los golfistas europeos, sobre todo los de las islas, siempre han unido en su memoria al torneo y a Seve. Así lo explica el norirlandés Graeme McDowell: "En casa teníamos un vídeo de Seve, de las cinco veces que ganó en Wentworth. No sé las veces que lo he visto. Es una pena que se perdiera, me gustaría recuperar esas grabaciones. Siempre asocio a Seve con este torneo, con el Open Británico y con la Copa Ryder". El mismo Ballesteros recordaba de esta manera su pasión por el match play: "Es muy especial. Exige mucho deseo, mucha determinación y solo es cuestión de fuerza de voluntad. Tengo en la más alta estima mis cinco victorias en el Campeonato del Mundo Match Play, junto con mis cinco grandes y la Copa Ryder. Me enorgullece especialmente no haber perdido ninguna final del Match Play, y lo considero mi formato de golf favorito".
Seve hizo historia en 1981 al convertirse, con 24 años, en el ganador más joven de este torneo, y en 1985 al ser el primero en revalidar dos veces la corona. Bernhard Langer fue su víctima, como antes Ben Crenshaw y luego Nick Price. El Mundial ha tenido ilustres ganadores desde que Arnold Palmer y Gary Player se repartieran las cinco primeras ediciones: Nick Faldo, Greg Nornam, Ian Woosnam, Els..
Un aficionado esperaba ayer en el campo de entrenamientos a que los golfistas acabaran sus prácticas. Llevaba una curiosa colección de putters hechos con una rama de olivo y rematados con una herradura de caballo o unas bisagras para darle estabilidad. Uno de ellos estaba firmado por los ganadores de la última Ryder para Europa. Faltaba alguna firma, como la de Ross Fisher, pero el hombre esperaba paciente mientras la gente se paraba a ver la curiosa manufactura. Tras los palos, apoyados en una valla, había una pancarta: "Seve es único".
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