El Manchester, rey de Inglaterra
El equipo de Ferguson doblega al Chelsea y está a un punto de su decimonoveno título de la 'Premier, uno más que el registro legendario del Liverpool
El Manchester United está a un punto de cambiar la leyenda de Inglaterra, de la 'Premier'. Se acabó la firme hegemonía del Liverpool, que firmó en 1990 su último y decimoctavo título liguero, un registro inalcazable para el resto del mundo menos para Sir Alex Ferguson, que le tiene tanta tirria a los reds como facilidad para discutirles su historia. La victoria de Old Trafford lo certificó. A falta de dos partidos para finalizar la Liga, el Manchester -que debe medirse en casa del Blackburn y recibir la visita del Blackpool, dos equipos enfrascados en el fango- es líder con seis puntos de ventaja sobre los blues. O, lo que es lo mismo, el Mufc está a un punto de sumar su decimonoveno título liguero, el número 12 de Ferguson.
Manchester 2 - Chelsea 1
Manchester United: Van der Sar (Evans, m.45); O'Shea, Vidic, Ferdinand, Fabio Da Silva (Chris Smaling, m.88); Valencia, Carrick, Giggs, Park; Rooney y Chicharito Hernández.
Chelsea: Cech, Ivanovic, David Luiz (Alex, m.45), Terry, Cole; Essien, Obi Mikel (Ramires, m.45), Lampard, Malouda; Kalou (Torres, m.62) y Drogba.
Goles: 1-0, m.1: Chicharito Hernández. 2-0, m.23: Vidic. 2-1, m.69: Lampard.
Árbitro: Howard Webb. Mostró tarjeta amarilla a Ivanovic y Essien, Ramires y Drogba, del Chelsea, y a Rooney, del Manchester United.
Incidencias: encuentro correspondiente a la trigésima sexta jornada de la liga de Inglaterra disputado en el estadio Old Trafford de Manchester ante unos 75.000 espectadores.
Todo estaba planeado. Desde que aplastaran al Schalke en el Veltins Arena en la ida de las semifinales, Fergie, el mariscal de la estrategia, decidió sacar un equipo repleto de suplentes en la vuelta y preservar a toda la maquinaria para el duelo en mayúsculas de Old Trafford. Le salieron a las mil maravillas las dos apuestas, como casi siempre. Lo aclaró Chicharito, que desbrozó de un plumazo cualquier resistencia. Al más puro estilo del Manchester, con cinco toques, dos pases interiores y un remate a gol. Rezó, en lo que ya es una fotografía habitual, el Chícharo -el diminutivo se le queda ya pequeño- antes de comenzar el encuentro, de rodillas en el suelo y las palmas abiertas hacia arriba. Un minuto más tarde, tras el corte de Ferdinand, el pase de entrelíneas de Giggs y la asistencia definitiva de Park al hueco y entre los dos centrales, el mexicano, superdotado en el remate, reventó al Chelsea. Se abrió el telón y el Manchester rozaba su corona de Inglaterra.
Descolocado por completo, el Chelsea no encontró respuesta alguna. Quizá la falta de ambición de Ancelotti, de quien ya se siseaba en las oficinas de Cobham su final de periplo por más que en el curso anterior hiciera el doblete, fue determinante. Solo así se explica que a la llegada de Torres, alineara a cuatro delanteros, con Anelka de trescuartista, y frente al Manchester pusiera a uno y medio, con Drogba en punta y Kalou de extremo. Un cambio de táctica que desdibujó su fiereza - sumaba 25 de los últimos 27 puntos- y despersonalizó su fútbol. La culpa, en cualquier caso, es la negligencia del equipo para el pase, sin un quarterback que deslice asistencias interiores, sin un pie que catapulte al equipo. No toca Essien, no mezcla Mikel y no conecta Lampard. Resultado: al Chelsea le quemó la pelota y entendió el ataque como un juego corto de pase directo, supeditado a la brega y el acierto en el punteo de Drogba. Algo improbable ante el Mufc, que defiende como pocos, armonioso en la basculación y eficiente en el repliegue.
No hay nadie como Park para explicar la genética competidora del Manchester, siempre voluntarioso y confiado, con la victoria en el entrecejo. Es Park una hormiga que nunca se detiene. Roba, pelea, roba, pelea, algún pase de mérito, roba, pelea y vuelta a empezar. Hasta se permitió el lujo de soltar un zapatazo que no fue gol de chiripa, que solo Cech pudo desviar a última hora. Un calco, en cualquier caso, a la estirada que repelió el obús de Rooney, desde 30 metros y ajustado al palo. Sin pasusa; sin concesiones. Y de flaquear un ápice, Van der Sar, el portero que nunca se desgasta (40 años), respondía con solvencia a los dos disparos de Kalou y a la falta de Drogba. Era, en cualquier caso, un partido ya visto esta temporada, cuando el Manchester desacreditó la oposición blue a la Champions, el sueño roto de Abramovich. Ni siquiera el gol de Lampard, atento al centro de Ivanovic, hizo tiritar al equipo de Ferguson. Vidic, tras un centro de Giggs, ya había hecho el segundo.
Amenazó Valencia con sus múltiples centros envenenados, asustó Chicharito con un par de disparos ajustados y a punto estuvo Rooney de noquear al Chelsea, salvado en línea de gol por Alex, que sustituyó a Luiz, por primera vez superado desde que viste la casaca azul. Falta de definición que por los pelos no penalizó Torres, con un latigazo que le cuchicheó al palo. Pero tiene respuesta para todo este Manchester United, que ha firmado un curso estupendo a pesar del drama de Rooney -que amenazó con irse pero que reculó después-, la rotura de Valencia, que se perdió seis meses de competición, y las persistentes lesiones de Ferdinand. A cambio, reverberó Nani durante varias fases de la temporada, Giggs ha demostrado que la velocidad de cabeza es mejor que la de ejecución como mediocentro, los hermanos Da Silva se han asentado con firmeza en la élite y Chicharito se ha destapado con un delantero letal. Capacidad extraordinaria del equipo para rehacerse, estupenda para remodelarse.
Con la 'Premier' a la vuelta de la esquina, al Manchester United le queda disputar la final de la Champions frente al Barça. De ganarla, Ferguson sumaría tres coronas europeas, las mismas que Bob Paisley, mito del Liverpool. Fergie discute la historia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.