El Athletic se enreda con su ventaja

Mantener un equilibrio es bueno para casi todo, excepto para ganar al Levante, un equipo que ha escalado por la pendiente que le empujaba hacia el descenso y es, por tanto, un luchador de anchas espaldas y férrea voluntad. Por suerte para el camino que se ha marcado el Athletic, el equipo rojiblanco pronto comprendió que la tibieza que exudó ante el Espanyol no iba a acercarle a la victoria, así que tiró de corazón e impulsos.

Mientras el equipo de Luis García presionaba al rival las teclas más convenientes y le hacía daño recuperando balones pero no concretaba objetivos, las habilidades de Muniain salieron a escena. El rápido y peligroso Rubén Suárez no impidió que el equipo de Caparrós tuviera más oportunidades a base de contragolpes cargados de intención. Los hombres altos de ambos conjuntos permitían un juego aéreo epatante, pero Athletic y Levante prefirieron mantener los pies bien pegados en el suelo. Por si acaso. Algo lentos y sin la fluidez deseable para dominar a los de García, los jugadores rojiblancos asistieron a la dañina seguridad de Juanfran en la banda izquierda. Munian tuvo un par de ocasiones, pero finalmente no sacó nada de su duelo con Munúa. Aún así, las clavijas del Levante estaban más apretadas que nunca.

Fue entonces cuando un pase de Muniain dio la llave a Toquero para colarle el balón entre las piernas al portero levantino. Los recursos ofensivos del equipo del estratega García se desinflaban mientras Toquero, que parecía estar en todas partes, volvía a amagar con hacer la vida imposible al rival.

San José y Ekiza maniataron bien a la estrella levantina, Caicedo, que apenas se dejó sentir, mucho más discreto de lo habitual. Algo parecido intentó Ballesteros con Llorente, pero no salió igual de bien.

La segunda parte arrancó con un hecho prácticamente inédito en lo que repecta a Llorente, el jugador al que más faltan pitan: el árbitro vio un penalti por una entrada de Nano sobre el delantero rojiblanco. La oportunidad se convirtió en gol de la mano de David López, que lanzó bien arriba para poner las cosas casi imposibles a Munúa. Fue entonces cuando el Levante pinchó en el plano anímico. La cabeza de Llorente encadenó entonces dos ocasiones y Toquero volcó toda su entrega en un partido que se ponía de cara para el Athletic. Precisamente un pase del delantero alavés acabó en gol de Llorente, que sumaba el tercero y preparaba el terreno para el desequilibrio del equipo de Caparrós, incapaz de manejar tanta bonanza.

El Levante recuperó su espíritu luchador para meterse de lleno en el partido y hacer temblar a un rival que había planeado otro final. Valdo paró a un bravío Ekiza mientras el resto del equipo dejó de arriesgar. Stuani dio el primero de los sustos que habría de padecer el Athletic ante un rival que empezaba a dar auténtico terror. Y es que era demasiado evidente que el equipo rojiblanco había cedido el control del partido porque sufriendo juega mejor. Se maneja mal con las ventajas y el viraje casi le cuesta la vida. Nano se apuntó el segundo gol y la falta de tiempo dejó en el aire la posibilidad de que el aguerrido Levante hubiera ido más allá en su objetivo de amarrar la permanencia.