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Ferrer puede con Almagro

El jugador valenciano supera a Almagro en dos mangas en semifinales del Open Banc Sabadell de Barcelona y se enfrentará al número uno que ha superado a Dodig

Había un sentimiento de revancha en la primera semifinal del Open Banc Sabadell de Barcelona. Se enfrentaban de nuevo David Ferrer y Nicolás Almagro, dos jugadores metidos ya entre los 10 primeros del mundo, y dirimían de nuevo un duelo que se ha venido produciendo de forma continuada desde 2006. El murciano y el valenciano llevaban ya seis enfrentamientos -el último en la final de Acapulco este año- y en los seis se había impuesto Ferrer. Sin embargo, en la mayoría se habían producido batallas de altísimo nivel que agotaban las tres mangas. Había ansias de revancha, de romper la racha perdedora. Pero Almagro volvió a estrellarse con la misma roca. Ferrer le ganó por séptima vez por 6-3, 6-4 en 1 hora y 36 minutos. Es el primer finalista de Barcelona y se enfrentará a Nadal que ha vencido a Dodig (6-3 y 6-2).

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La misma final que en Montecarlo

"El partido fue mucho más duro de lo que aparenta el resultado", confesó Ferrer. "Pero he podido aprovechar los momentos importantes y eso me ha dado ventaja. La sobrecarga de mi pierna izquierda no me ha causado molestias y espero que tampoco me las cause en la final. Si mi rival vuelve a ser Nadal, sé que será complicado. Deberé dar lo mejor de mí mismo y esperar que él no esté al 100%. Pero creo que será un partido distinto al de la final de Montecarlo de la semana pasada, porque el escenario es distinto, la pista también y mentalmente no lo afrontaremos de la misma forma".

La semifinal volvió a poner al descubierto el tremendo potencial de estos dos tenistas, a los que resulta realmente difícil batir en pistas de tierra. Almagro, con sus golpes ganadores de fondo, capaz de desbordar a cualquier jugador y de llevar a las cuerdas a tenistas incluso de mejor ránking. Ferrer, con su solidez, con un juego de fondo potente y con una intuición y una agilidad en la pista que le permiten alcanzar bolas imposibles. Dos estilos de juego contrapuestos, dos jugadores que necesitan mantenerse al 100% para imponer sus esquemas. Lo hicieron ayer durante la primera manga, en la que ambos tuvieron sus opciones. Pero al final surgieron los viejos hábitos, la inconsistencia de Almagro, para determinar el futuro del partido. El momento llegó cuando el murciano logró su primera rotura y sirvió para el 4-4, pero cedió su saque.

A partir de ahí el parido adquirió otro cariz. Ferrer supo que había salvado el momento más crucial de aquel duelo y enfocó la segunda manga con una confianza desbordante que le llevó al triunfo. Almagro tomo conciencia de que debía tomar más riesgos para desbordar a un rival que, junto a Rafael Nadal, es considerado uno de los dos mejores en tierra. Y eso acabó por condenarle. Sin embargo, la derrota tiene una lectura positiva: si Almagro es capaz de mantener este nivel de juego, su camino hasta Roland Garros puede verse adornado por muchas rosas como las de Sant Jordi.

Ferrer celebra su victoria ante Almagro.
Ferrer celebra su victoria ante Almagro.ANDREU DALMAU (EFE)

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