El Valencia devora al Villarreal
El conjunto de Emery hurga en la debilidad defensiva de su adversario
Pletóricos Mata, Pablo y Soldado, el Valencia llegó mucho más fresco a la cita por la supremacía del fútbol valenciano. Y dictó sentencia a partir de la fortaleza defensiva de sus tres centrales y, sobre todo, de la chispa de sus atacantes, voraces ante un Villarreal desarbolado. Víctima de su precariedad defensiva tras la lesión de su capitán, Gonzalo, el pasado jueves en la Liga Europa, y la falta de recambios de garantías ante un duelo tan exigente como el que le planteó Mestalla. El público valenciano vivió la noche más feliz de la temporada al entender que apagaba de golpe las ínfulas de su ambicioso vecino y se dispuso a disfrutar de un conjunto vibrante para el trayecto final de la temporada.
Valencia 5 - Villarreal 0
Valencia: César, Miguel, Stankevicius, Topal, Ricardo Costa, Mathieu, Pablo, Banega (Albelda, m.77), Tino Costa (Dealbert, m.30), Mata y Soldado (Aduriz, m.78).
Villarreal: Diego López, Mario, Mussachio, Kiko, Capdevila (Ruben, 57), Marchena, Bruno Soriano (Joan Oriol, m.65), Borja Valero, Cazorla, Nilmar y Rossi (Wakaso, m.70).
Goles: 1-0, m.14: Soldado. 2-0, m.55: Mata. 3-0, m.63: Banega. 4-0, m.72: Mata. 5-0, m.75: Soldado.
Arbitro: Muñiz Fernández (comité asturiano). Amonestó por el Valencia
a Pablo y por el Villarreal a Mussachio y a Kiko.
Incidencias: partido disputado en el campo de Mestalla ante 45.000
espectadores. Terreno de juego en aceptables condiciones. Se guardó un
minuto de silencio en memoria de Francisco Guaita, padre del portero
del Valencia Vicente Guaita, que falleció la semana pasada, y se soltaron
palomas desde la parte alta del graderío.
A toda mecha acabó la primera parte, con Mestalla encendido ante un supuesto penalti de Marchena a Mata. Y el Villarreal volcado, acelerando, apurando cada segundo como si fuera el último. Dos equipos al límite y el espectáculo al rojo vivo, cada cual en lo suyo. El Valencia, tratando de matar el encuentro con la verticalidad que le caracteriza (a través de Mata, sobre todo, superior a Mario por el extremo izquierdo); el Villarreal, masticando más las acciones, creciendo Cazorla y Borja Valero mientras buscaban una conexión con los dos puntas, Rossi y Nilmar, esposados por los tres centrales dispuestos por Emery.
Soldado ha enfilado la recta final dispuesto a cebar sus escuálidos números de la primera vuelta. Está rapidísimo y con una cuenta pendiente: Emery se reunió con él y le hizo ver que, con sus condiciones, el rendimiento debía ser mucho mayor. Con los cuatro de Getafe y los dos de ayer ya son 12 los tantos en la Liga, más acorde a su perfil de rematador tenaz y muy afilado.
El delantero valenciano atacó la zona más blanda del Villarreal, su parte izquierda, defendida por Capdevila y el joven Kiko. Este revivió en parte la pesadilla de su anterior visita a Mestalla: entonces fue Villa quien aprovechó su bisoñez en Primera para hacerle un siete; esta vez fue Soldado. Entre medias, desde el 17 de enero de 2010, Kiko no había vuelto a jugar en el primer equipo. Janko, el delantero austriaco del Twente, no solo le destrozó el peroné a Gonzalo, sino que le rompió al Villarreal una defensa muy sincronizada. En el gol de Soldado, el cuadro de Garrido tiró fatal el fuera de juego, sin presionar siquiera al portador del balón, Miguel, cuyo pase en profundidad desde el centro del campo debía ser pan comido.
En cada enfrentamiento con el Villarreal, Emery ha cambiado de fisonomía. Fue el primero que creyó que, con tres centrales, podría neutralizar la vertiginosa velocidad de los dos puntas amarillos. Lo logró. Una tendencia copiada hasta por el Twente en la Liga Europa. Con mucho menos éxito en el caso holandés.
Pese a saberse más vulnerable, el Villarreal no se achicó, sino que probó la respuesta de César, titular otra vez tras el fallecimiento del padre de Guaita. Y, sí, el abuelo de la Liga vuelve a estar en forma. Mata y Pablo intercambiaron sus puestos en el arranque del segundo tiempo. Y con el cambio llegó la exhibición de ambos a pie cambiado, Mata por la derecha y Pablo por la izquierda. En realidad, fue un baile de posiciones que redujo a cenizas la zaga amarilla. Asociados ambos a Ever Banega para dictar sentencia. Siempre arañando en el punto débil del Villarreal, la parte izquierda, en manos a estas alturas del mediocentro Bruno desde que Garrido retirara a Capdevila para introducir a un nuevo atacante, Marco Ruben. Tan sobrado llegó Mata tras la pared con Banega que se atrevió a disparar y a marcar con la derecha. Tan superior se sintió Pablo en su internada hasta la línea de fondo que, en su pase atrás, solo hubo de empujarlo a gol.
Y así fueron cayendo los goles ?el quinto, precioso tras una picadita de Soldado frente al gigante Diego López? ante el entusiasmo de Mestalla, satisfecho de que la hegemonía valenciana de su equipo podría alargarse por una campaña más.
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