El Caja Laboral se quiebra en Tel Aviv

El Caja Laboral se rompió ayer ante el Maccabi en Tel Aviv. Pese a ser expertos en situaciones difíciles, los vitorianos se hundieron en el tercer cuarto ante la solvencia agresiva de los rivales y ya solo pueden aferrarse a la posibilidad de derrotar mañana a los de David Blatt. Quizá acusaron el desgaste excesivo que sufrieron para ganar al Menorca el pasado fin de semana, quizá fue la presión que reposaba a sus espaldas tres perder el segundo encuentro en el Buesa Arena. Sea lo que fuere, el Caja Laboral ofreció ayer un lado débil y desencajado hizo imposible la victoria.

El Caja Laboral se apoyó en una sólida labor coral para seguir de cerca de un acelerado Maccabi al inicio del encuentro. Los vitorianos estuvieron rápidos y ágiles, aunque los israelíes dominaban ya, sin perder la tranquilidad, el ritmo del partido. Una grave lesión de rodilla de Doron Perkins dio paso al segundo cuarto del encuentro. El alero cayó mal en un giro.

Los de Ivanovic quisieron poner paciencia y mucho más tiento en sus ataques al Maccabi. El temor desarrollado hacia Schortsanitis en el segundo partido de cuartos, cuando anotó más de 20 puntos y se convirtió en azote de los vitorianos, se fue diluyendo tan rápido como creció el respeto hacia Pargo, responsable de la victoria in extremis de los de David Blatt en la cita del pasado jueves en el Buesa Arena.

Así, el base Jeremy Pargo encajó dos triples consecutivos que dejaron el marcador, gracias a otro acierto desde la línea exterior de Macvan, en un peligroso 41-30.

Tras el descanso el daño llevó la marca de Blu, que logró amasar una diferencia de 17 puntos en el marcador. Barac, reservado por Ivanovic para este partido, no cumplió con su papel mientras los fallos generalizados desde la línea exterior martilleaban las posibilidades de los vitorianos.

El último cuarto llegó a arrojar una diferencia de 28 puntos, pero el Maccabi llevaba tiempo paseando sin sobresaltos por la cancha ante la impotencia de un rival hecho pedazos. Fue Logan quien, a base de poderosos contragolpes, maquilló parcialmente un marcador que ya era imposible de embellecer.