Bienvenido de vuelta, gigante
Del Potro, lesionado durante un año, vence a Sela en un duro encuentro
Se santiguó, le tiró un beso al cielo, le dio un golpetazo a la cinta de la red con la que hasta entones llevaba en la cabeza...igual que si no supiera qué hacer, Juan Martín del Potro, campeón del Abierto de Estados Unidos en 2009, dejó uno y mil gestos tras ganar su primera ronda ante el israelí Sela por 7-6, 6-4 y 6-4. Gritó. Cerró los ojos y se sentó en el banquillo igual que si estuviera vacío de emociones. Le sobraban razones.
Delpo, un tenista venido del futuro, gigante (1,98m) de impresionante velocidad para su estatura; coloso de envergadura infinita con la que cubrir toda la pista, terminó de lastimarse una muñeca en el Abierto de Australia 2010. Venía de ganar a Rafael Nadal y Roger Federer camino del título de Nueva York, en 2009. Asaltaba el número uno. Jugaba con el convencimiento y la dureza de los grandes. Esa lesión, sin embargo, le tiene hoy hundido en el número 236. Ha jugado cinco partidos desde enero de 2010 (2 victorias y 3 derrotas). Se mueve con un punto de lentitud. Hay óxido en su juego. Y, aún así, ya se puede decir que Delpo, de 22 años, ha vuelto.
Enfrentado al correoso Sela, el argentino dejó muestras de lo que ha sido siempre su sello: la derecha y el saque abrieron heridas en el suelo y el aire, castigando los oídos de los espectadores con su retumbar de tambor y su fragor de obús despedido. El corazón que siempre distinguió al ex número cuatro también latió como en los buenos días: superó cinco puntos de set en contra durante la primera manga; barrió bolas de break con aces; e hizo suyo un encuentro brutal que descontó 79 minutos en el primer parcial.
Es imposible saber hasta dónde llegará su camino en el torneo, falto como está Del Potro de partidos y confianza; sobrado como anda el argentino de desafíos. Una cosa está clara: el tenis, convertido en un diálogo a dos voces, sutil discusión monopolizada por Nadal y Federer, crecerá en interés si él recupera su sitio.
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