El Atlético coge aire

Acostumbrado a ganarse los garbanzos inmerso en una borrasca permanente, el Atlético dejó sus penas a un lado con un gol inesperado de Valera, otro más del de siempre, Forlán, y uno extra de Reyes que le valieron para sumar tres puntos de una tacada ante un Mallorca pusilánime. El conjunto de Laudrup, con muy buena prensa por practicar un fútbol acorde a la fama de su entrenador y por haber salido indemne de sus cara a cara con Barcelona y Real Madrid con sendos empates, no pudo con un equipo en la picota tras sus últimas actuaciones. Así es el Atlético, capaz de lo peor y algunas veces de lo mejor. El equipo de Quique Flores mostró anoche su cara más amable, con pocos regalos salvo algún renuncio de Godín y con una efectividad a prueba de bombas.

Con la prohibición de no fallar una vez más para no alejarse a diez puntos de los puestos de Champions, un trecho homérico incluso para los optimistas habituales por más que Quique eche cuentas y le salgan 38 puntos en el zurrón en la segunda vuelta, la escuadra del Manzanares agradeció como el maná el regreso de Tiago. Ande medio cojo o sano, en la plantilla no hay ningún aspirante al volante del centro del campo con la perspectiva del fantasista portugués, que con 29 años renunció para siempre jamás a volver a vestir la camiseta de Portugal. Titular en la Copa en el Bernabéu, donde Quique solo le aguantó 45 minutos, Raúl García regresó al banquillo, su hábitat natural. Lo mismo le sucedió a Mario Suárez, en el que el cuerpo técnico confía más pero que necesita tiempo para destaparse, un lujo que no podían permitirse en el banquillo rojiblanco. Consciente de las carencias del Atlético en la conducción, la solución contra el Mallorca fueron Reyes y Fran Mérida por los costados y Elías de enganche por detrás de Forlán.

El centrocampista procedente del Corinthians debutó por fin después de esperar casi un mes el tránsfer de la Federación brasileña con una actuación decente. Quizás algo falto de ritmo, como confirmó su sustitución por Juanfran en el segundo tiempo, Elías no desentonó y aportó pegamento y cierto criterio a un mediocampo en el que no abunda la excelencia. El dibujo táctico, con hasta cinco centrocampistas cerrando todas las entradas al patio trasero del Atlético, sorprendió al Mallorca. Acostumbrado a mezclar según los designios de João Víctor, con De Guzmán como filtro de Webó, el grupo bermellón se encontró ante un laberinto. Quienes más lo sufrieron fueron Nsue y sobre todo Pereira, que no justificó su excelente primera vuelta.

Y eso que el arranque del Mallorca prometía otra noche de pesadilla para la grada del Calderón. No habían pasado ni dos minutos y el Atlético ya estaba tiritando, tras un remate a bocajarro de Casadesús tras otra empanada mental de la defensa. La bronca de Quique a Godín fue de aúpa. Los primeros silbidos de protesta se empezaban a escuchar, cuando Valera, un currito, apaciguó los ánimos. Reyes colgó el balón en un córner al primer palo, el defensa cabeceó hacia atrás y la pelota se le coló a Aouate por su palo.

El cuadro de Laudrup no se recuperó del golpe, una bofetada a su planteamiento más académico y plástico, pero sin las garras de un Atlético herido y necesitado. Los incovenientes se le acumularon al Mallorca, que tuvo que cambiar a Casadesús, lesionado, por el Chori Castro. Casi en la siguiente jugada Webó tuvo el empate, pero De Gea salvó su remate cruzado. Así transcurría la jornada, con el Atlético defendiendo su suerte como un gato panza arriba, cuando Forlán amplió el marcador. El uruguayo, despedido posteriormente con diversidad de opiniones, hizo el segundo tras una asistencia estupenda de Fran Mérida que aprovechó con un desmarque mejor o más que su definición ante Aouate.

El segundo tiempo comenzó de la misma guisa, con el conjunto balear detrás del premio gordo. Todo parecía en su sitio, nadie movía el árbol cuando Antonio López le devolvió el intríngulis al partido con un penalti sobre Nsue que le valió la roja directa. Pero no era el día, ni la noche, de Webó, al que De Gea adivinó las intenciones desde el punto de penalti. Así, a lo tonto, al tran tran, con diez jugadores los últimos 20 minutos, el Atlético alcanzó un triunfo balsámico que Reyes redondeó en el descuento tras un caramelo de Diego Costa. Y lo que es más, sin Agüero.