No hubo rastro en Son Moix del Almería que goleó al Mallorca en los octavos de la Copa -cuatro tantos en la ida y cuatro más en la vuelta-. También con cuatro goles de por medio, tres días después de caer eliminados por el mismo rival, Michael Laudrup obtuvo la revancha que había reclamado a sus jugadores. En ello tuvo mucho que ver el regreso de todos los titulares a la línea defensiva local: los hombres en punta del Almería no hallaron resquicios para inquietar la portería de Aouate hasta después del descanso, cuando José Luis Oltra cargó las tintas en el ataque andaluz. Se adelantó el Mallorca tras un mal rechace de Diego Alves, que dejó el balón en bandeja para que Ramis cabeceara a la red. Una jugada polémica dio lugar al segundo gol balear: con Pereira en el suelo, doliéndose de un golpe, los jugadores del Almería creyeron que el Mallorca echaría la pelota fuera. Pero João Víctor tenía otros planes: se zafó de un dubitativo Jakobsen y puso el pase de la muerte para que Víctor rematara desde el punto de penalti. Invocaron los rojiblancos al fair-play, pero sus protestas cayeron en saco roto. El Almería recuperó algo de color en el arranque de la segunda mitad, con la entrada de Ulloa y Corona. Oltra mandó avanzar las filas y Crusat recompensó el esfuerzo de los suyos con un golazo desde la frontal. El Almería se habría metido en el partido de no ser porque, en la siguiente acción, Webó le robó la cartera a Acasiete. Definitivamente, no era la tarde de los laterales del equipo andaluz. Tras cabalgar por la banda, Webó depositó el balón en el área, Víctor lo dejó pasar con picardía y Nsue culminó el contragolpe con solvencia. La inmediatez de la réplica borró de un plumazo las renacidas aspiraciones del Almería, que aún encajaría el cuarto de las botas del francés Pereira, uno de los descubrimientos de este Mallorca.