El Athletic sabe jugarle al Barça
El equipo azulgrana, ofuscado y poco clarividente, se corrigió tarde y fue incapaz de generar ocasiones ante el serio planteamiento defensivo de Caparrós
La Copa no es la Liga, o al menos el Barça no forma con el mismo equipo ni juega de la misma manera los dos torneos, motivos de sobra para que el resultado también sea diferente y el Athletic confíe en pasar ronda en San Mamés después de salir ileso del Camp Nou. Aunque el partido tampoco era fácil, los rojiblancos supieron jugarlo frente a un Barcelona opaco, incapaz de dar con el camino del gol, ni con los suplentes ni cuando se corrigió con los titulares, siempre desconectado y negado, fuera de onda. Los azulgrana apenas generaron ocasiones, centraron mal y nunca enfocaron la portería, como si le hubiera afectado el cambio de competición, pasar de otoño a invierno, vigilia de vacaciones, soportar un día plomizo y pesado, muy bilbaíno, tras la noche de jarana del derbi. Al fútbol no se gana por inercia y la Copa precisa de una épica que ayer no tuvo el Barça.
BARCELONA 0 - ATHLETIC 0
Barcelona: Pinto; Alves, Piqué, Abidal, Maxwell; Xavi, Mascherano (Adriano, m. 78), Keita (Messi, m. 54); Pedro, Iniesta y Bojan (Villa, m. 63). No utilizados: Valdés; Puyol, Busquets y Thiago.
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Ustaritz, Koikili; Gurpegui, Javi Martínez; Iturraspe (Orbaiz, m. 72), Susaeta, Gabilondo; e Igor Martínez (Muniain, m. 55). No utilizados: Raúl; Toquero, David López, De Marcos y Ocio.
Árbitro: Mateu Lahoz. Mostró la tarjeta amarilla a Javi Martínez, Ustaritz, Gabilondo, Orbaiz y Piqué.
Camp Nou: 45.207 espectadores.
A pesar de que siempre es un equipo reconocible, el Barcelona fue ayer también un adversario más fácil de defender para el Athletic. A partir de un despliegue muy académico, los azulgrana abrieron bien el campo, tomaron la pelota de forma decidida y acamparon en cancha ajena para atacar de forma pensada y defender con una presión tenaz. No había dudas sobre la declaración de intenciones barcelonista, aún cuando solo jugaba medio equipo titular. El fútbol, sin embargo, resultó muy diferente porque el Barça perdió velocidad, le faltó corriente, pasó de 220v a 125v, como cuando Cruyff montaba dos rondos en La Masía: a un lado los rápidos y al otro los más lentos.
Al Athletic, muy físico y atento, le era fácil jugar a verlas venir, porque el Barça no desbordaba ni profundizaba sino que se empeñaba en percutir por dentro, terreno abonado para los centrales y volantes de Caparrós, que tapaban muy bien los pasillos interiores. Ausente Llorente, había que defender el campo y el resultado con vistas a la vuelta. A cambio, no había fluidez en el juego azulgrana, el ritmo tampoco era el adecuado y nadie desequilibraba. Xavi no tenía a quien filtrar pases ni con quien asociarse e Iniesta no es Messi para jugar de falso nueve si es que no juega Messi. Así que el Barça tocaba y chutaba sin mezclar, sin finura ni vértigo, sin ganarse el espacio para armar el tiro definitivo ni madurar suficientemente la jugada. El Athletic no concedía ni un palmo.
A grandes males, grandes remedios. El partido demandaba un cambio de marcha, y Guardiola recurrió a Messi mientras Caparrós replicaba con Muniain. Dos futbolistas excelentes, cada uno en su contexto, universal el azulgrana, revulsivo el rojiblanco. La Pulga se acercó al área mientras Iniesta retrocedía a la medular, una buena conexión para activar al Barça. Faltaba, si acaso, más munición, de manera que a escena salió Villa. Pasada la hora, el Barça alineaba finalmente con los tres delanteros y los dos interiores titulares. Aumentaron las revoluciones azulgrana y el partido se convirtió en un ataque y gol en el área vasca. El Athletic, sin embargo, se cerró bien y no concedió oportunidades a un rival poco clarividente, nada preciso, lento.
Los rojiblancos se batieron con nobleza y grandeza, conscientes de que su suerte está en la Copa, y se ganaron el empate, mientras el Barça confirmaba su extravío, la pérdida constante del balón, ya sin excusas ni concesiones, porque jugaban los mejores. Ayer el más brillante fue Abidal porque los laterales no le tomaron el pulso al encuentro, Keita y Bojan no dieron la talla y Xavi quiso abarcar demasiada cancha. La fe rojiblanca pudo más que el despertar azulgrana. El Barça empezó el partido demasiado tarde, le falló el plan y, por segunda vez, se quedó a cero, interrumpiendo su racha de 10 victorias seguidas y 39 goles. Ocurre que los azulgrana han ganado todos los partidos jugados fuera y por tanto no se rinden con vistas a Bilbao. El Athletic, sin embargo, está en el escenario que soñaba, y la épica de la Copa le avala frente a la estética del Barça en la Liga. Será bonito.
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