Reyes sostiene a un Madrid de mil caras
El capitán lidera a un equipo camaleónico que dejó escapar una ventaja de 17 puntos y sufrió para ganar al Power Electronics Valencia
Se esmera Messina cada vez que tiene ocasión en hacer pedagogía de la paciencia. La confianza como pilar fundamental para que tome vuelo un equipo tan joven y prometedor como inexperto y quebradizo. Y con ese espíritu de borrón y cuenta nueva se presentaba el Madrid tras su varapalo europeo ante el Olympiacos en su segunda comparecencia en la Caja Mágica. Enfrente, otro damnificado de los equipos griegos. El Power Electronics Valencia que cayó en su estreno en la Euroliga ante el Panatinaikos.
El Real Madrid arrancó intenso y aplicado, martilleando la zona valenciana de la mano de un Tomic más desinhibido que de costumbre -10 puntos en el primer cuarto-. En los valencianos, Claver compensaba las carencias en la pintura de los de Hussein y mantenía la igualdad en el marcador. Pero cuando el Power Electronics logró descifrar y contener a Tomic, el francotirador Tucker despertó de su letargo y se sumó a la fiesta desde el perímetro. Factores inescrutables transmutan al escolta estadounidense ante el Valencia. Hace dos años, Tucker firmó la salvación del Cajasol, con actuaciones estelares como la que protagonizó en la Fuente de San Luis con 37 puntos y 39 de valoración. El año pasado, ya en el DKV Joventut, Tucker logró 35 puntos para una valoración de 44. En esta ocasión fueron 18 puntos.
REAL MADRID 75 - VALENCIA 63
Real Madrid (25+12+13+25): Suárez (9), Reyes (17), Rodríguez, Tomic (12) y Llull (11) -equipo inicial-, Fisher, Velickovic (2), Fischer (4), Garbajosa (2), Vidal y Tucker (18).
Power Electronics Valencia (17+11+19+16): Claver (13), Martínez (15), Pietrus, Cook (8) y Lishchuk (4) -equipo inicial-, Simeón (6), Savanovic (11), Fernández y Javtokas (6).
Árbitros: Juan C. Arteaga, Benjamín Jiménez y Sánchez Monserrat. Fueron eliminados por cinco personales Tomic (m.33), Felipe Reyes (m.38) y Javtokas (m.39).
5.000 espectadores en la Caja Mágica.
Las vías de agua se volvían incontenibles para el equipo naranja. Un 37-25 a falta de dos minutos para el descanso marcó el despegue de los blancos. Savanovic, anulado por Reyes, y Velickovic en su particular travesía del desierto, lejos de reeditar sus números mundialistas con Serbia, dimitieron del encuentro. Tampoco Lishchuk ni Javtokas mantenían el pulso interior.
A la vuelta de los vestuarios, el Madrid se decidió a romper definitivamente el partido con un parcial de 9-1 hasta alcanzar una máxima diferencia de 17 puntos (48-31). Un colosal Reyes tomó el relevo de Tomic en el rebote y la anotación.
El capitán blanco lideró, en las buenas, y sostuvo, en las malas, a su equipo con un partido superlativo y una contundente hoja de servicios: 17 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias. Pero un parcial de 2-14 con Tucker en el banquillo y los valencianos defendiendo en zona dio un vuelco al marcador. Rafa Martínez tomó el pulso anotador y el tercer cuarto finalizó con un ajustado y sorprendente 50-47.
Un triple de Cook firmó el empate a 52 en pleno desconcierto madridista a falta de 8 minutos para el final. En el siguiente ataque, el equipo valenciano culminaba la remontada (52-54) cerrando un demoledor parcial de 4-23. Tomic volvió a la cancha con sus 4 faltas personales pero apenas se sostuvo un minuto en pista. Era el abismo para los madridistas, aturdidos en la pista, exigidos cuando se creían ya vencedores. Eran los minutos del miedo. Era una prueba de carácter. 60-60 a falta de cuatro minutos y medio. Entonces volvió Tucker, y Suárez y el hasta entonces ofuscado Llull para sellar un nuevo parcial esta vez 17-5 a favor. Esta vez el definitivo. 75-63 fue el marcador final para un partido con mil caras, las mismas que tiene un Madrid en construcción.
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