Rooney quiere irse del Manchester United

Wayne Rooney no quiere seguir en el Manchester. La prensa inglesa ha lanzado este domingo el proceso para que el delantero de 24 años salga del club desvelando que Rooney ha informado a la directiva de que no quiere renovar contrato y que está buscando un nuevo empleador.

El Manchester podría verse obligado a desprenderse de él en enero, especialmente porque el contrato que les une vence en 20 meses, tras los que el jugador se iría sin necesidad de que el club percibiera un solo euro.

La reacción de los aficionados del Manchester se espera airada, sobre todo porque uno de los candidatos que se barajan como posible destino es el City, rival tradicional del United. El otro gran equipo europeo que más visiblemente suspira por el delantero es el Real Madrid. Esta opción la complicaría el deseo del jugador, que hasta ahora siempre ha afirmado que no tiene ningún interés en jugar fuera de Gran Bretaña. Sin embargo, la posición de Rooney en su país ya no es la misma: la prensa amarilla le persigue y los aficionados que le consideraban uno de los grandes símbolos del están divididos entre los que siguen apoyando al chico de casa y los que ya no le reconocen.

Malas relaciones con Ferguson

La decisión de Rooney se basa en un prolongado desencuentro con su entrenador, Alex Ferguson. La relación entre los dos se ha deteriorado mucho como consecuencia de las acusaciones de los tabloides británicos, que atacan sin cesar a Rooney por una relación extra marital con una prostituta mientras su mujer estaba embarazada de cinco meses. Ferguson no está contento ni con los titulares que dañan la imagen del club ni con el propio comportamiento del delantero. El escándalo ha coincidido con una acusada pérdida de forma del jugador, que ha pasado de ser imprescindible en las alineaciones a probar el sabor de los banquillos, como ocurrió este domingo en el encuentro que su equipo empató a dos goles con el West Brom.

Alex Ferguson venía declarando que el jugador había perdido la titularidad por una lesión, lo que Rooney desmintió la semana pasada, alegando que no se había quedado sin entrenar una sola vez en todo ese tiempo, y que las razones que le habían alejado de las convocatorias eran bien distintas.